Pensar en positivo no es una cuestión “maníaca” de creer que siempre todo va a estar bien, pensar en positivo es aceptar nuestra limitaciones, pero brindarnos amor incondicional a nosotros mismo para superarlas. El universo no conspira a favor de nadie que no conspire a favor de sí mismo, aceptándose.
Cómo lograrlo:
Para tener pensamientos positivos es importante tomar consciencia de cómo son nuestros diálogos internos. Siempre hablamos con nosotros mismos, y si en ese diálogo en lugar de condenaciones ("soy un tonto, cómo hice esto") ponemos aceptación, ("puedo equivocarme y aprender de este error") sumando una mirada nutritiva hacia nosotros mismos, el tipo de pensamiento que desarrollemos va a cambiar drásticamente.
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También es sano saber que no todo es blanco o negro, si estás desarrollando este pensamiento polar te vas a perder un montón de colores. Ser más flexibles con nosotros mismos y con los demás, ayuda a quitarnos los “deberías” y las frases expresadas como una obligación, para poder expresarlas como una preferencia, al fin y al cabo, somos nosotros quienes elegimos cómo crear nuestra realidad.
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El control de las emociones:
Volver a empezar.
Al pensar en positivo creamos una realidad diferente, no porque el mundo externo cambie, sino porque nuestra interpretación del mismo va a ser mucho mejor, ya que nuestra mente define, de alguna manera, nuestro estado de ánimo.
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Es por eso que ante una misma situación muchos se sienten frustrados, mientras que otros desarrollan esperanza. Muchos tienen una tendencia que creen lógica, de pensar en positivo cuanto las cosas van bien y en negativo, cuando las cosas van mal. Pero, si en lugar de dejar que las circunstancias sean las que decidan cómo pensar y se pensara más de manera positiva, sería la persona quien tiene el control de sus emociones más allá de las circunstancias.
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Al pensar en lo físico también se puede observar el poder de la mente. Durante mucho tiempo se planteó la discusión de la relación entre el cuerpo y la mente. Muchos veían al cuerpo tan solo como un vehículo para la mente, otros creían que esta no tenía tanta importancia, ya que el cuerpo era lo verdaderamente tangible. Se habló mucho de enfermedades psicosomáticas o somato psíquicas.
Pensar en positivo, reduce los diálogos internos catastróficos, por lo cual reduce la ansiedad y el estrés y con certeza aumenta la calidad de vida. El pensamiento positivo, además, ayuda a enfrentar situaciones de crisis de una manera más flexible, de modo que más fácil poder alcanzar resoluciones o aceptación de la situación.
Lic. Flavio Calvo
Lic. en psicología, docente, tallerista y autor.
MN: 66869
l aviocalvo.com
at Redacción Mía
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