Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el síndrome de Asperger es un conjunto de síntomas y signos que se encuentran dentro de los trastornos del espectro autista que se caracteriza por algún grado de alteración en el comportamiento social, la comunicación y el lenguaje, y por un repertorio de intereses y actividades restringido, estereotipado y repetitivo.
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“Este síndrome no se asocia con discapacidad intelectual o con trastornos específicos del lenguaje y se observa con más frecuencia en niños que en niñas, aunque todavía se desconoce su causa”, comenta la Dra. Valeria El Haj, Directora Médica Nacional de OSPEDYC.
Características clínicas:
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El síndrome de Asperger se manifiesta por una alteración en la socialización, con dificultades en la comunicación, déficit en la capacidad de juego, sin un retardo significativo en el lenguaje ni cognitivo.
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La Dra El Haj menciona: “Generalmente, los individuos con este síndrome se encuentran aislados socialmente; el acercamiento a otras personas es dificultoso por sus actividades excéntricas. Tienen problemas para guardar secretos, entender metáforas, ironías y humor. No establecen fácilmente un adecuado contacto visual, quieren guiar la conversación, pero mantienen una comunicación unilateral. Se ven perturbados cuando sus expectativas no se cumplen o sus rutinas son alteradas”.
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Y agrega que: “Por definición, no hay retardo cognitivo del lenguaje y poseen un desarrollo generalmente normal, con un conocimiento de temas específicos, mayor a lo esperado para la edad”.
El síndrome de Asperger se puede presentar en la infancia, la adolescencia y en la edad adulta, hay varios indicadores del desarrollo de este trastorno:
Inmadurez emocional.
Rutinas autoimpuestas.
Intereses limitados.
Sentimientos de incomprensión y miedos.
Dificultad en la flexibilidad de pensamientos por eso es habitual que se presenten problemas de adaptación con los pares.
Dificultades para trabajar y mantener relaciones sociales de amistad o pareja.
Ansiedad y depresión.
Son personas muy perfeccionistas.
Presentan dificultad en la toma de decisiones.
Dicen lo que piensan, con poca empatía y por eso tienen problemas relacionales.
Estos síntomas se manifiestan en forma diferente en cada persona, por lo que es necesario un diagnóstico individual e indicar el tratamiento adecuado.
Cómo se trata:
El origen de este síndrome es desconocido y su diagnóstico se establece a través de un examen clínico minucioso y multidisciplinario, por ese motivo es de fundamental importancia realizar un diagnóstico temprano para poder instaurar un tratamiento adecuado y mejorar el pronóstico, evitando la comorbilidad.
El tratamiento de los niños con síndrome de Asperger debe adecuarse a cada individuo y considerarse su edad y necesidades.
Requiere de un enfoque multidisciplinario que haga uso de las fortalezas (capacidad cognitiva, verbal, habilidades del lenguaje formal) para así poder abordar sus debilidades (resolución de problemas no verbales y sociales, lenguaje pragmático, etc).
“Los niños con este tipo de síndrome, generalmente obtienen mejores resultados cuando se les proporciona un entorno estructurado y organizado”, señala la Directora Médica de OSPEDYC.
Con respecto a la escolarización, el plan educativo se individualiza según las necesidades del niño. Asimismo, el apoyo académico se centra en las habilidades organizativas durante los primeros años escolares y en las de comprensión de lectura y escritura en los grados superiores.
En casos seleccionados se puede requerir medicación para síntomas acompañantes, pero no existe un tratamiento farmacológico específico para los portadores de este síndrome.
“El apoyo de la familia es un aspecto crucial en el tratamiento de niños y adolescentes con síndrome de Asperger”, finaliza la Dra. Valeria El Haj.
Estrategias útiles para ayudarlos:
• Utilizar un lenguaje simple al hablar con un niño afectado por la enfermedad, a un nivel que pueda entender.
• Utilizar instrucciones simples. Para los trabajos complicados se deben usar listas o dibujos.
• Intentar conseguir la confirmación de que entiende lo que se está hablando o preguntando, no conformarse con la respuesta "sí" o "no" que tan habitualmente proporcionan los niños con el síndrome.
• Explicarles por qué deben mirarlo al hablar, darles ánimo, alabanzas ante cualquier logro, especialmente cuando utilizan espontáneamente una habilidad social.
• En algunos jóvenes que aparentan no escuchar cuando se les habla, el acto de "cantar" sus palabras puede tener un efecto beneficioso.
• Limitar cualquier opción a dos o tres ítems.
• Limitar su tiempo para los "intereses especiales" a fracciones diarias de tiempo siempre que sea posible.
• Intentar introducir cierta flexibilidad en su rutina. Si aprenden temprano que las cosas cambian, puede ayudar.
Fuente: asperger.es
at Redacción Mía
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