Obesidad, niveles altos de glucosa en sangre, colesterol elevado e hipertensión. La peligrosa combinación de estas cuatro patologías provoca el llamado síndrome metabólico. Esta es la combinación de una variedad de trastornos metabólicos que incluyen:
La química del beso, beneficios cuerpo-mente
Exceso de grasa corporal alrededor de la cintura Niveles anormales de colesterol o triglicéridos Aumento de la presión arterial Regulación anormal de la glucosa Y esa nefasta combinación predispone a la persona a sufrir enfermedades cardiovasculares y diabetes.
En concreto:
El riesgo de sufrir una patología cardiovascular se duplica entre 5 y 10 años después del diagnóstico de síndrome metabólico, y en solo 5 años hay el doble de riesgo de desarrollar diabetes mellitus tipo 2.
Estudiar los factores que favorecen tanto la aparición del síndrome metabólico como su control una vez diagnosticado es clave en la prevención. Porque lo cierto es que, a pesar de que se trata de una enfermedad grave, puede revertirse con hábitos saludables.
Los riesgos:
La sumatoria de factores produce el desarrollo del síndrome metabólico:
Perímetro de la cintura grande. El exceso de grasa alrededor del estómago es el factor de riesgo más importante que el almacenamiento de la grasa en cualquier otra parte del cuerpo. La cintura del hombre puede medir hasta 102 cm, y la de la mujer hasta 88 cm. La circunferencia del abdomen está directamente relacionada con la probabilidad de presentar enfermedades cardiovasculares.
Presión arterial alta. Si se presenta una presión sanguínea de 130/8 mmHg o más con frecuencia o si ya fue diagnosticado con hipertensión arterial.
Niveles altos de glucosa en sangre en ayunas. Un valor de 110 mg/dl o más o diabetes ya declarada, representan una resistencia a la insulina la cual no es aprovechada por el organismo adecuadamente. Un nivel alto de glucosa en sangre es un signo de diabetes
Alto nivel de triglicéridos: son un tipo de grasa que se encuentra en la sangre. Sus valores no deben superar los 150 mg/dl.
Nivel bajo de colesterol bueno (HDL). Su función es ir limpiando las arterias de los excesos del colesterol malo (LHL) que pueda estar presente en sangre, para permitir el correcto flujo sanguíneo y evitar posibles enfermedades cardíacas. Sus valores no deben presentarse por debajo de 40 mg/dl en el hombre y de 50 mg/dl en la mujer.
Otros factores de riesgo:
Obesidad, con un Índice de Masa Corporal (IMC) superior a 30.
Estilo de vida sedentario.
Presencia de proteínas en la sangre por enfermedad renal.
Historia familiar de presión alta, diabetes tipo 2 o enfermedad cardiovascular.
Para mujeres, historial de diabetes gestacional.
Órganos afectados:
Cuando no está bajo tratamiento, el síndrome puede afectar:
Cerebro: se pueden generar inflamaciones del tejido cerebral, que si es bajo no suele detectarse, pero si es avanzado puede causar hasta un derrame cerebral.
Corazón: existe un mayor riesgo de sufrir un ataque cardíaco o una enfermedad vascular por el aumento de insulina en sangre y por todas las problemáticas que en sí culminan en el síndrome metabólico.
Páncreas: se produce más insulina de la que el organismo utiliza, exigiendo por demás al órgano. Con la presencia de al menos 3 de estos factores, ya puede desarrollarse el síndrome metabólico, pero cuantos más tenga una persona, más probabilidades tendrá de desarrollar enfermedades cardíacas y diabetes, y de sufrir derrames cerebrales.
Recomendaciones:
El tratamiento consiste en tratar las enfermedades subyacentes, por lo tanto, prevenir su desarrollo. Se deben hacer cambios en el estilo de vida y a veces se trata con medicamentos.
Bajar de peso en caso de tener sobrepeso u obesidad, y mantenerse siempre en un peso estable.
Seguir una dieta saludable. Evitar alimentos con contenido de grasa, colesterol y sal, y optar por aquellos que aumentan la función metabólica.
Realizar actividad física diaria un mínimo de 3 veces por semana de actividad aeróbica al menos 45 minutos, con la anuencia del médico de cabecera.
Los ejercicios aeróbicos son andar en bicicleta, nadar, caminar de manera rápida, correr. Dejar de fumar y reducir el consumo de alcohol. Dormir bien y reducir el estrés. Hacer análisis de sangre para evaluar la glucemia y los lípidos.
La alimentación preventiva:
La receta es consumir pocas carnes rojas, sal, grasas saturadas e hidratos de carbono refinados y aumentar el consumo de vegetales y frutas, ricos en fibra, y de ácidos grasos omega 3. Esto tiene impacto positivo en el peso corporal, en la presión arterial y en los niveles de glucemia y lípidos en sangre. Los alimentos aliados son:
Pescado blanco: su rápida y fácil digestión lo hace propicio para que el cuerpo trabaje un poco más fuerte y acelere el metabolismo.
Pollo: por su gran cantidad de proteína, favorece la quema de calorías haciendo que los procesos digestivos aumenten y de esta forma el metabolismo sea más rápido.
Verduras de hoja verde: el brócoli, lechuga y espinaca, queman muy bien esa energía que no necesitamos y producen una aceleración metabólica.
Pomelo: contiene naringenina, una sustancia que ayuda a reducir los niveles de insulina, y así evitar su resistencia en el organismo. A su vez, contiene ácido ascórbico (vitamina C) que acelera el metabolismo.
Limón: por su contenido en ácido ascórbico aumenta la quema de grasas acumuladas en el cuerpo acelerando el metabolismo.
Uvas: tienen un impacto positivo en la tasa metabólica debido a su contenido en vitaminas, minerales y fibra.
Manzana verde: esta fruta ayuda a que el metabolismo aumente y así la quema de calorías en el cuerpo se incremente.
Signos a tener en cuenta:
Las personas que padecen esta silenciosa enfermedad no suelen advertirla hasta que ya está avanzada. Por eso, es importante estar atentos a cierta sintomatología.
Los pacientes con síndrome metabólico no suelen sentir ningún síntoma aparente. La cintura grande es el único signo visible que podría considerarse. Pero es importante saber que existen ciertos signos que pueden ayudar a los médicos para su diagnóstico y que la gente suele pasar por alto:
Como ser:
Sed extrema
Aumento de la necesidad de orinar
Visión borrosa
Cansancio
Aumento de peso y de grasa en la zona abdominal en un corto período de tiempo Todos estos síntomas pueden indicar niveles altos de glucosa en sangre, y por lo tanto resistencia a la insulina.
También hay trastornos relacionados. A partir del síndrome metabólico, podrían aparecer otras complicaciones, por ejemplo:
Hígado graso
Cálculos biliares por el colesterol
Asma
Alteraciones del sueño (apnea)
Síndrome de ovario poliquístico
Algunos tipos de cáncer, como de hígado, colorectal, de mama o páncreas.
at Silvia Pardo
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