Thursday 18 de April de 2024
SALUD | 23-04-2021 11:35

La vulnerabilidad como fortaleza

Es necesario dejar de asociar esta sensación con nuestras debilidades y compartir las experiencias para que nos ayuden, para abrir el corazón y para potenciarnos.

Quizás debido a este mundo cada vez más exigente e intolerante, donde no hay lugar para los débiles, aquellos que no cuentan con ciertos recursos y fortalezas quedan expuestos y fuera del juego. Ser “vulnerables” es una mala palabra que casi está prohibida mencionar.

Para sorpresa de muchos, ser y sentirnos vulnerables nos pone en un lugar de privilegio frente a otros que viven encubiertos bajo el disfraz de algún todopoderoso superhéroe.

El acto más valiente que podemos tener en nuestras vidas es ser permeables y vulnerables, en lugar de resistir a todo: permitirnos llorar y mostrar nuestras emociones, reconocer que no podemos solos o con algo y pedir ayuda o lo que necesitemos nos pone en ese lugar de verdaderos héroes. Porque ahí radica la auténtica valentía y el poder.

La vulnerabilidad como fortaleza
La vulnerabilidad nos ayuda a desnudarnos de lo superficial y a tomar decisiones más auténticas.

Mostrarnos tal cual estamos en determinados momentos y expresar nuestros miedos o fragilidades habla de la gran entereza y fuerza interior que tenemos, más que de indefensión y debilidad. Porque en ese espacio de autoconocimiento interior es donde logramos vernos y aceptarnos a nosotros mismos.

Reconocernos sin mentiras, ni disfraces y soltar las creencias limitantes es la clave, sobre todo las generacionales como: “Los fuertes no lloran”, porque la verdadera fortaleza es aceptar que también podemos llorar, y sentirnos frágiles e inseguros en lugar de ocultar lo que por dentro nos pasa.

Nadie dice que sea fácil y cómodo desnudar el alma y abrir nuestro corazón a sabiendas que pueden romperlo en mil pedazos, o defraudarnos y herirnos calándonos hondo. Pero siempre será mejor haber corrido el riesgo de acercarnos más a los otros mostrando todo lo que somos y tenemos sobre la mesa, en lugar de mantenernos ocultos, camuflados, distantes y hasta endurecidos por no exponernos, logrando con eso alejarnos incluso de nosotros mismos y de lo que verdaderamente somos: seres emocionalmente vulnerables.

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Saber conectarnos con nuestro lado más débil, más frágil, nos permite la entrada a ese lugar más fuerte, ya que al reconocernos también ahí, nos estamos aceptando y podemos integrarnos en un nuevo espacio, porque cuanto más sepamos de nosotros y nuestras emociones, más fácil será convivir con ellas y potenciarnos, más pronto sanaremos las heridas y más ricas serán las experiencias.

Llevar nuestro propio vestuario sin caretas y vivir nuestra propia película nos va a permitir disfrutar de todas las luces y brillos, y también aceptar nuestras sombras.

 

Paola Fagil

at Redacción Mía

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