Podemos encontrarlos tanto en el hogar, la oficina como en la calle o incluso en el campo, por lo que forman parte de nuestra vida cotidiana. Se trata de los disruptores hormonales o endocrinos, sustancias químicas que cuando entran en nuestro cuerpo son capaces de interactuar o interferir con el funcionamiento normal de las hormonas, las cuales forman parte del sistema endocrino. Al alterar su función, pueden llegar a causar diferentes enfermedades.
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Numerosos estudios describen estas sustancias sintéticas y su comportamiento en el organismo humano como si se tratara de hormonas femeninas, de estrógenos: interaccionan en nuestro cuerpo bloqueando la acción de los propios estrógenos y otras hormonas naturales e inducen a alteraciones que pueden llevar a trastornos reproductivos, neurológicos y metabólicos.
Podemos exponernos a estas sustancias de diferente forma y en diferente grado, por ejemplo, a través de nuestra dieta, de la exposición ambiental o de actividades profesionales.
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Enfermedades que pueden causar:
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Las investigaciones han demostrado que los disruptores hormonales pueden estar relacionados con efectos secundarios tales como trastornos metabólicos, efectos en el neurodesarrollo y función tiroidea, efectos cardiovasculares, entre otros. Pueden producir, entre otros problemas de salud, los siguientes:
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Trastornos de la salud reproductiva de la mujer como infertilidad, pubertad precoz, etc.
Problemas en la función reproductora masculina tales como afecciones de próstata, pérdida de la calidad seminal, malformaciones congénitas del aparato reproductor.
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Trastornos metabólicos: diabetes u obesidad.
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Enfermedades neurológicas como trastornos del comportamiento, déficit de atención e hiperactividad, enfermedad de Parkinson, etc.
Algunos tipos de cáncer como el de tiroides o de mama.
Trastornos cardiovasculares
Dónde se encuentran:
Los disruptores endocrinos son muchos más de los que se creía hace solo diez años. La lista actual de los conocidos alcanza 312 sustancias y no dejará de crecer a medida que se vayan realizando pruebas sobre las más de 100.000 moléculas químicas que la industria ha desarrollado.
De los disruptores endocrinos a los que podemos estar expuestos sin saberlo son bisfenol A, parabenos, ftalatos, triclosan, benzofenonas, entre muchos otros.
Estas sustancias pueden encontrarse distribuidas en muchos productos con los que tenemos contacto en nuestra vida cotidiana o incluso en la naturaleza, tales como:
Productos de limpieza.
Envases.
Cosméticos y productos de higiene personal.
Materiales de construcción. Ambientadores.
Pesticidas e insecticidas.
Ropa.
Electrodomésticos.
Juguetes.
Pinturas y tintas.
Materiales de uso industrial
Se han estudiado muchas sustancias que nos rodean, pero hay otras tantas que no se sabe a ciencia cierta qué efectos pueden tener sobre la salud. Sin embargo, esto es algo que parece que está cambiando, y se está tratando de regular el mercado de los productos químicos en relación con la salud.
Por suerte, ciertos hábitos en nuestra vida cotidiana, casa, higiene y en la alimentación pueden ayudar a disminuir su impacto.
Cómo limitar los disruptores:
Si el objetivo principal es cuidar nuestro cuerpo y salud, hay que poner el enfoque en la prevención o disminución a la exposición a determinadas sustancias que puedan ser nocivas.
No consumir los alimentos envasados en plástico o usar recipientes plásticos que tengan los números de códigos de reciclaje siguientes:
1: Liberan antimonio y ftalatos
2: Ftalatos
3: Estireno
4: Bisfenol A
El problema principal de esta sustancia es su capacidad de ingresar al organismo a través de los alimentos que están contenidos en los recipientes. Al guardar comida en ellos, “pasan", ingresando al organismo. Esta situación se acentúa cuando se calienta el alimento en estos recipientes o se los expone a altas temperaturas.
Evitar exponer al calor recipientes plásticos que contengan alimentos. Al calentar comida al microondas, usar otros materiales como vidrio o loza en lugar tuppers, bandejas descartables, vasos plásticos, etc. Y evitar exponer al calor del sol recipientes plásticos que contengan alimentos o líquidos (botellones de agua o bebidas).
En casa, cuando sea posible, sustituir los productos de limpieza convencionales por productos naturales como el bicarbonato, el vinagre, el limón, el jabón natural y el agua oxigenada.
Elegir madera maciza, metal, cristal o cerámica en lugar de plásticos para todo tipo de usos: muebles, juguetes. Tratar de no usar las sartenes y ollas con plástico antiadherente tipo teflón.
Evitar los insecticidas domésticos y utilizar repelentes naturales.
No limpiar la ropa en la tintorería o asegurarse de que no utilizan percloroetileno para quitar las manchas.
at Silvia Pardo
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