Podríamos resumirlo, en palabras simples, como una forma de comunicación interpersonal, dónde defendemos nuestros derechos o necesidades, sin ser agresivos ni sumisos.
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La asertividad, es un espacio intermedio (no es un punto fijo, sino que tengo un espacio dónde moverme) entre la sumisión y la agresión. Para poder hacerlo simple, la asertividad tiene una fórmula, que se puede resumir en cuatro pasos. Estos pasos se relacionan con expresar claramente:
1. ¿Qué me molesta? 2. ¿Cómo me siento? 3. ¿Qué es lo que quiero? 4. La frutilla del postre. Un voto de confianza.
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En primer lugar, tengo que expresar qué es lo que me molesta. Muchas veces nos enojamos con otras personas y creemos que tienen que saber por qué estamos enojados. Es como que esperamos que el otro nos lea la mente. La verdad es que el otro, es eso, justamente, “otro”, y no siempre tiene en claro qué es lo que me pasa. Por eso es bueno expresar qué es lo que me molesta.
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En segundo lugar, los demás muchas veces pueden ver que algo me molesta, pero no comprenden los sentimientos por los que paso. Es bueno expresar mis emociones. ¿Cuál es tu emoción? miedo, tristeza, rabia. ¡Expresala! La emoción sincera que no expresás a tiempo, las vas pronunciar más tarde, de una manera que no es beneficiosa, o la vas a decir con tu cuerpo.
El tercer paso es poder expresar lo que querés. Nuevamente, las personas no pueden adivinar nuestros gustos. No podemos hacer a otro responsable de lo que no nos gusta si nunca lo expusimos.
Aprender a soltar
Por último, es bueno darle al otro un voto de confianza. Expresar que creemos y confiamos en que él comprendió lo que le dijimos y que vamos a poder llevarnos bien y trabajar juntos. Esto no es una fórmula mágica, necesita de práctica, de prueba y error. Probablemente en un comienzo no salga muy bien, pero al ir intentándolo, se puede ir mejorando.
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Callarse y quedarse con resentimientos nunca soluciona nada. Cualquier intento de comunicación, por básico que sea, te va a acercar más a tus metas. Aprendimos que en la vida las cosas son complicadas y la realidad es que muchas veces las respuestas son más simples de lo que creemos, solo que no apostamos a lo simple. Propongo intentarlo.
at Redacción Mía
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