Dialogar es una capacidad y necesidad de los seres humanos para relacionarse con quienes lo rodean y fortalecer los vínculos creados. Somos seres sociales y, desde nuestra evolución y desarrollo, aprendemos a compartir con un otro.
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La comunicación es un valor fundamental en el área interpersonal y, sobre todo, cuando se trata de vínculos que son cercanos, el diálogo y la palabra favorecen el intercambio y propician el entendimiento para poder conservar y fortalecer las relaciones.
Para que exista un verdadero diálogo, es importante tener la capacidad de escucha, es decir, que para compartir un pensamiento y conectar con el de otro, no solo hay que oír, sino también tener una intención en aquello que el otro expresa y, de forma voluntaria, poder conectar con lo que se nos comunica.
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Aprender a escuchar para mantener un diálogo es una capacidad que puede aprenderse. Saber escuchar aumenta la capacidad y calidad de las relaciones porque nos ayuda a conocer al otro, permitiendo que se incremente la confianza y, como consecuencia, se fortalezcan la contención, el respeto y la cooperación.
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Si bien la escucha es importante para el diálogo, hoy en día nos encontramos frente a dos problemas: las personas no solo no se permiten dialogar, sino que ante todo no se disponen a escuchar. Entonces, ¿cómo cultivar la capacidad de escucha?
Consejos:
Evaluar nuestra predisposición: si sabemos que nos vamos a encontrar con ese amigo que suele compartirnos sus emociones displacenteras (nos cuenta situaciones que lo enojan, angustian o preocupan), reconocer que si no estamos en un momento de calma y tranquilidad, no vamos a sentirnos cómodos y abiertos a poder compartir.
Ser solidario y empático: recordar que nosotros también seguramente hemos atravesado alguna situación difícil, por lo que sabemos la importancia de tener un espacio y momento para que alguien nos escuche.
Ser tolerante y no emitir juicio: al escuchar, es importante mantener una actitud paciente y tranquila, con una mente abierta; evitar expresar puntos de vista personales que no sumen a la situación y quizás hagan sentir incómodo o incomprendido al otro.
¡Simplemente escuchar!: cuando nos quiere compartir una emoción, pensamiento o situación el otro no necesariamente espera que le resolvamos el problema, por lo que dejarlo hablar, que cuente su historia y comparta, quizás ya sea una excelente forma de brindar ayuda.
Lic. Melisa Mirabet
Directora de SEPSIAT
Psicoterapeuta Cognitivo Conductual
@melisamirabet
at Redacción Mía
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