Tuesday 3 de December de 2024
JARDíN Y MASCOTAS | 04-12-2020 09:22

El arte japonés del bonsái

Contacto con la naturaleza, relax y paciencia son los beneficios que brinda realizar este tipo de cultivo que busca llevar la belleza natural de un árbol a su mínima expresión.

El bonsái es un arte en sí mismo. Básicamente puede ser tan antiguo como lo es cada especie de árbol en la naturaleza. Los árboles de hoja caduca pueden llegar a vivir 200 a 300 años. Incluso hay bonsáis de vides que son aún más antiguos.

”Bonsái significa, en una traducción libre, ‘árbol en un cuenco’”, declara Martin Müller, integrante del Bonsái Club de Alemania. Es, entonces, un árbol leñoso formado por la mano del hombre y cultivado en un cuenco.

El profesor de bonsái Werner M. Busch, de Düsseldorf, afirma que ”El arbusto debe verse como la miniatura de un árbol crecido en la naturaleza”. El crecimiento debe ser guiado y las ramas moldeadas de tal forma que el árbol se vaya transformando en consecuencia.

Suculentas: No excederse con el riego. Se recomienda hacerlo solo cada 10 a 15 días.
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Los árboles leñosos, ya sean de hoja caduca o perenne, van tomando forma a través de cortes y alambres”, agrega Müller.

El arte japonés del bonsái
En los meses de verano podría ser necesario regar el bonsái hasta dos veces por día.

Diez años de cuidados:

Según Busch, existen dos tipos de abordaje para darle forma a los árboles y arbustos. ”Se siembra un árbol y la planta joven se va podando de forma regular”.

En este caso, se deben esperar unos diez años para ver los resultados. También se puede trabajar con retoños que crecen en viveros de árboles.

Entre las especies preferidas se destacan: árboles de hoja perennes como pinos, juníperos, abetos, alerces y tejos. Olmos y hayas entre los de hoja caduca.

Pinzas, alicates y... ¡a trabajar!

Una tijera afilada y puntiaguda para las ramas finas, alicates cóncavos para las ramas más gruesas, pinzas y un rastrillo de raíz son las herramientas necesarias.

Para el alambrado se utiliza alambre de aluminio. ”Las ramas jóvenes son enrolladas con el alambre para posicionarlas en la forma deseada”, explica Busch.

Los brotes jóvenes se cortan con la tijera de bonsái para estimular la ramificación. La poda de las ramas más gruesas se realiza con el alicate cóncavo, así el corte cicatriza más rápido y no se ve el lugar donde se cortó.

Esto es decisivo para valorar un árbol bonsái: las intervenciones en el crecimiento deben permanecer invisibles”, subraya el maestro.

Las especies se cultivan todo el año al aire libre. Una vez que el bonsái toma la forma deseada, el cuidado se centrará en el suministro de agua y nutrientes.

at Redacción Mía

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