En su recientemente publicada novela, Efectos colaterales, Adriana Yankelevich plantea la historia de una mujer que luego de muchos años de matrimonio y en la plenitud de su vida, ante una revelación de un secreto familiar deberá enfrentarse a una situación límite que hará tambalear todas sus certezas. A partir del diálogo que Nadia, la protagonista, tiene con su hermano, su vida se debatirá entre creerle o no a su esposo, a quien ama y no puede vincular con las situaciones que le son reveladas.
"Hay en las familias, en cada familia, una porción de la verdad que debe ser resistida para poder edificar ese universo cerrado en sí mismo", afirma Yankelevich en relación a la mentira y agrega que algunas "pueden acompañar el trayecto de vidas enteras".
"La novela puede pensarse como una investigación narrativa sobre un conflicto básico que nos alcanza a todos y que es objeto de la filosofía y del psicoanálisis, y tiene que ver con cómo construimos la realidad y qué hacemos cuando una porción de la realidad amenaza nuestro mundo, el mundo que llevamos toda una vida construyendo", dice la escritora y psicoanalista.
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"Escribí esta novela trabajando con el conocimiento de los seres humanos que creo haber obtenido en tantos años de ejercer el psicoanálisis: sus múltiples facetas, su desconocimiento de sí, su deseo ardiente de saber, sus contradicciones y las complejidades de su vida emocional que, a mi juicio, variaron poco desde el florecimiento de las grandes novelas decimonónicas", sostiene Yankelevich.
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Sobre la escritura:
Volver a empezar.
"Construí la trama dándole voz a un personaje cuya historia y manera de estar en el mundo son bien diferentes de las mías Pero, inesperadamente, para mi sorpresa, su voz terminó diciéndome cosas que ignoraba de mí misma", cuenta la escritora.
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"La historia de Nadia empieza con el retrato de una vida que se acerca feliz a un momento de calma y dicha. Durante unas páginas, se despliega esa felicidad calma que puede dar una vida pequeña. Sin embargo, a poco de andar esa tranquilidad se ve perturbada, conmocionada por un acontecimiento que lleva a la protagonista a dudar de todo. La duda es una larva de polilla que se instala en el tejido de su vida. Y toda ilusión de estabilidad se hace añicos. ¿O no? Esta duda, creo, subyace bajo todas las peripecias y confiere una luz extraña a los acontecimientos banales. Detiene las imágenes que capta la retina de la protagonista para desnaturalizar los significados".
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Tal como contó en Infobae, Yankelevich afirma que algunos de los problemas que le planteó la escritura fueron, "por un lado, el registro narrativo de la felicidad, que siempre es poco interesante y por otro, darle lugar a la enunciación de una voz ajena que fuera auténtica, vacilante y desordenada como la de un ser vivo. La historia está construida de un modo no lineal, con retazos. Pero avanza siguiendo una cronología que alterna entre el presente y algunos recuerdos del pasado que van dando cuenta de una vida con pinceladas fragmentarias, de acuarela, como nos damos a conocer todos, incluso ante nosotros mismos".
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Yankelevich buscó que la novela tuviera la fuerza atrapante de un thriller sin serlo. "Y eso exigió un trabajo de selección, una curaduría poética y una escritura que diera la sensación de haber sido tecleada de un modo rápido y liviano", dice. Y agrega: "Aspiré a que la narración diera cuenta de las complejidades éticas y emocionales que generan los vínculos íntimos. Eso implicó dar voces a distintos personajes. Voces que brotaran de diversos cuerpos, de personas con historia propia. Cada personaje tiene una ficha con una extensa historia no escrita que me ayudó a darle verosimilitud, peso existencial", comenta.
Finalmente, reflexiona: "El trasfondo del libro lo constituye la dimensión política de la familia, narrada por un personaje que cree que su vida transcurre de espaldas a la historia. Quise dar cuenta de las transformaciones de la protagonista. Lo hice a través del uso de diversos registros narrativos, en los que la sintaxis se rompe y recompone, conservando la identidad de la voz", concluye.
La autora:
Adriana Yankelevich es médica psicoanalista. Analista didacta de la Asociación de Psicoanálisis de Buenos Aires (APdeBA), también ejerce como supervisora en hospitales públicos. Es profesora del Instituto Universitario de Salud Mental (IUSAM) e integra el Board del International Journal of Psychoanalysis. Es autora de numerosos trabajos, algunos de los cuales merecieron reconocimientos, como el Premio Aberastury y el Premio Grinberg.
Sobre el libro:
Nadia es una de esas raras personas que llevan una existencia tranquila y feliz. Profesora de literatura de un colegio secundario, casada con el hombre que ama, espera su jubilación como se esperan unas vacaciones. Nos vamos encariñando con una mujer que nació en los sesenta y lleva en sí todas las marcas de la época. La vida plácida de Nadia se ve conmovida por un evento del pasado que la obliga a revisar sus relaciones con los otros y con la realidad.
Los vínculos familiares; el proyecto de vida vinculado estrechamente con el amor romántico; la confianza y sus excesos; la violencia sutil y deletérea que socava vidas como las larvas devoran las frutas, de un modo inaparente y eficaz; todos estos son temas que la novela presenta en una trama narrativa intensa y ágil.
at Redacción Mía
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