Conocer todo el universo lingüístico es atrapante. ¿Cuáles son entre muchos otros, los tres poderes que tiene el fenómeno de la palabra? Veamos.
El poder generativo del lenguaje:
Este nos ayuda a socializar y a generar vínculos, y también es parte principal al momento de diseñar el día a día, nuestros proyectos y también todo aquello que queremos lograr.
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Con el lenguaje generamos nuevas realidades cada vez que le decimos algo profundo al otro como, por ejemplo, un "te amo" o un perdón sincero. Muy probablemente, a ese destinatario no le va a dar lo mismo, desde ese momento, ya nada será igual en la vida de esa persona, porque nuestra palabra tuvo el poder de generar esa nueva realidad en un mundo, que antes era diferente, y que ahora con tan solo unas palabras logramos cambiar.
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El poder sanador:
Para entender mejor este concepto es importante saber que si bien hablamos y nos comunicamos, con los otros todo el tiempo, también lo hacemos con nosotros mismos, y he aquí el quid de la cuestión:
¿Qué decimos cuando nos hablamos?.
¿Somos amorosos y amables con nosotros? ¿O son más las palabras de críticas y desmerecimientos?.
Para poder aprovechar al máximo este poder sanador, es muy importante que cuidemos las palabras, los pensamientos, ya que podemos construirnos al igual que destruirnos, y todo lo que nos digamos nuestro cerebro lo va a entender y asimilar como tal.
Si me digo, "yo puedo, soy capaz y voy a conseguirlo", entonces tendré grandes posibilidades de hacerlo. Pero si me digo "no puedo, no sirvo, y todo me sale mal", también tengo las mismas posibilidades de que así sea. En ambos casos para el cerebro tendremos razón.
El poder transformador:
Este cobra sentido porque las cosas que decimos en determinados momentos tienen un peso muy importante, y son capaces de modificar, por ejemplo, un estado de ánimo en un abrir y cerrar de ojos, ya que solo al decirlas, también somos capaces de sentirlas y en nuestro cuerpo se activan distintas señales que disparan una u otra emoción en segundos y dependiendo el cómo usemos ese lenguaje habremos logrado, por ejemplo, transformar un malestar en bienestar o un enojo en alegría. Porque en nuestro lenguaje habitan los pensamientos, y en estos, nuestros estados de ánimo.
Así como hay un poder transformador, también hay uno capaz de destruirnos con nuestras propias palabras: cuanto más conscientes seamos de esto, menos posibilidades tendremos de quedar atrapados.
En conclusión:
Todo aquello que decimos y pensamos hoy, va a ir forjando nuestro mañana. Y cuanto más cuidemos las palabras, más transformaremos nuestras vidas.
¿Qué decís, cuando te decís?.
¿Cómo está siendo tu diálogo interno hoy y cómo creés que pueda impactar en tu futuro?.
Fuente:
Paola Fagil
Coach. Master en PNL. Mindfulness. Capacitadora. Mentora y Consultora
@paolafagil.coach
at Redacción Mía
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