Los movimientos repetitivos y la falta de ergonomía son dos de las causas que pueden llegar a provocar dolor en el hombro, tanto a nivel laboral, como doméstico o deportivo. También los traumatismos directos sobre la propia articulación. Si exceptuamos las fracturas y luxaciones, los problemas más habituales del hombro son:
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En los más jóvenes, por debajo de 30-40 años, sobre todo los más deportistas, lo más habitual son los problemas del labrum glenoideo. El dolor es más limitante con la actividad física intensa o los movimientos repetitivos. En ocasiones estas personas tienen antecedentes de inestabilidad del hombro, es decir, se les "sale" el hombro de su lugar.
Por encima de los 50 hasta los 75 años lo más habitual es la patología del manguito rotador, que cuando se daña produce un dolor en la cara lateral del hombro y muy a menudo dolor nocturno.
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Por encima de los 75 años lo que se más frecuente son los problemas de artrosis.
Tratamientos:
Primero, se debe diferenciar si ha sido una lesión aguda desencadenada por un esfuerzo o caída o de si se trata de una lesión que ha aparecido de forma progresiva.
En las lesiones traumáticas más incapacitantes hay que realizar, como mínimo, una radiografía y suele ser aconsejable una resonancia magnética nuclear o, en su defecto, una ecografía para descartar fracturas de hueso, luxaciones, lesiones de tendones, ligamentos o del labrum, entre otras.
Si el dolor ha aparecido progresivamente, pero no es muy limitante, el simple hecho de bajar el ritmo, los antiinflamatorios no esteroideos y ejercicios suaves de movilidad y fuerza pueden ser suficientes.
La rehabilitación y/o fisioterapia (kinesiología) es de gran ayuda en las personas afectadas y se deben mantener los ejercicios recomendados de tres a seis meses, antes de considerar que el tratamiento conservador no está funcionando.
Las infiltraciones pueden ser muy eficaces en los casos más leves de inflamación de los tendones, pero no lo son tanto cuando hay una rotura completa de un tendón o del labrum, en cuyo caso la solución última será una intervención quirúrgica.
Prevención:
La preparación física y una adaptación progresiva a los esfuerzos es muy recomendable. En deportes de lanzamiento como el béisbol, sófbol, fútbol americano y algunas disciplinas del atletismo, hay que limitar el número de lanzamientos por temporada, para minimizar el riesgo de crear lesiones crónicas del hombro o del codo.
Cuidar mucho el uso de una técnica adecuada para cada tipo de deporte, ya sea de lanzamiento u otros como la natación, donde el movimiento de los brazos y hombros tiene un papel determinante.
Dosificar los esfuerzos, buscar ayudas si se hacen esfuerzos en el trabajo y, por último, utilizar los periodos vacacionales del año para dar descanso al hombro
at Redacción Mía
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