Llegan los días del verano y queremos rápidamente tomar ese color tan hermoso y dorado que nos brinda el sol. Sin embargo, sabemos que debemos extremar los cuidados para evitar las posibles consecuencias de la exposición solar sin protección, como son las quemaduras y el cáncer de piel.
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Como advierte la Sociedad Argentina de Dermatología, esta enfermedad "es la forma más común de cáncer en los seres humanos, pero detectado a tiempo, es curable en la mayoría de los casos".
Por otro lado, la prevención ante los rayos solares actúa también sobre otras manchas benignas que pueden aparecer en la piel, como los melasmas, que suelen ubicarse en el labio superior, en la frente, en las mejillas o en el puente de la nariz.
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Esta hiperpigmentación tan frecuente en las mujeres se debe a que las hormonas sexuales femeninas, estrógeno y progesterona, estimulan la sobreproducción de melanina cuando la piel está expuesta al sol. Ocurre en 10% a 15% de las mujeres embarazadas y en 10% a 25% por ciento de las mujeres que toman anticonceptivos orales.
Si bien el desencadenante primario es hormonal, la luz solar puede producir el melasma y exacerbar la afección.
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Siempre, ante la aparición de cualquier nueva mancha en el rostro o cuerpo, es conveniente consultar al dermatólogo para que la vea e indique el tratamiento adecuado: cuanto antes se la trate, habrá más posibilidades de éxito.
Signos a tener en cuenta:
Guerra final contra la caspa
La Sociedad Argentina de Dermatología recomienda tomar conciencia sobre el daño que genera la exposición solar y también estar atentos a los signos que da nuestra piel y que pueden necesitar tratamiento médico. Algunas de las prácticas que podemos hacer para autoexaminarnos son las siguientes:
Rosa mosqueta: Aliada de la belleza
Observar la piel para poder reconocer si alguna mancha o lunar es nuevo, ha cambiado o llama la atención, pica o sangra.
Maquillaje de ojos según su color y forma
Revisar zonas ocultas, como el cuero cabelludo o la zona genital, entre otras.
Pedir ayuda para evaluar otras zonas de difícil acceso, como puede ser la espalda.
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"Es muy importante el rol del paciente en la detección de una lesión sospechosa y la consulta oportuna en el diagnóstico del cáncer de piel", afirma la Sociedad. Según confirma esta institución en Argentina se detectan más de 129.000 casos nuevos de cáncer al año. Y alrededor de 592 argentinos fallecen por melanoma (la forma más agresiva de cáncer de piel).
Según las últimas estimaciones realizadas por la Agencia Internacional de Investigación sobre Cáncer, en base a los últimos datos disponibles a nivel mundial, Argentina presenta una tasa de incidencia de 212 casos por 100.000 habitantes (considerando ambos sexos y todos los tumores a excepción de piel no melanoma), cifra que la posiciona dentro de los países del mundo con incidencia de cáncer media-alta ubicándola a su vez en el séptimo lugar en Latinoamérica.
Así hay que cuidar la piel:
Evitar, en lo posible, la exposición solar entre 10 de la mañana y 4 de la tarde, cuando los rayos ultravioletas son más intensos.
Usar prendas de vestir que cubran zonas delicadas como el rostro, los brazos, la zona del pecho. Indispensables el sombrero o la gorra, para evitar manchas, especialmente al realizar actividades al aire libre y en las horas de sol más peligrosas.
Aplicarse protección solar siempre, cualquiera sea el color natural de la piel o el clima, es el paso más importante para evitar la hiperpigmentación. Los rayos del sol afectan la piel incluso en días nublados o con resolana.
Proteger el rostro con FPS superior a 30 (dependiendo del tipo de piel). En caso de pieles blancas, que se enrojecen, el FPS recomendado es de 50 o superior.
Ponerse el protector solar media hora antes, sobre todo en la playa o la piscina. Salir de casa con el producto ya aplicado para que al exponerse a los rayos solares ya se haya absorbido y asentado sobre la piel.
La protección solar debe renovarse cada dos horas y cada 30 minutos en caso de cualquier interacción con el agua (ducha, inmersión, etc.).
Utilizar un protector contra rayos UVA y UVB: ambos tipos de radiación son muy perjudiciales para la piel e inciden de manera diferente a lo largo del año. Los UVB tienen más incidencia en verano, mientras que los UVA, en invierno. Los primeros causan dolor cuando hay una sobreexposición (quemaduras), pero en el caso de los UVA, la ausencia de dolor puede ocultar los daños que causan a nuestra piel: envejecimiento, manchas y cáncer de piel, entre otros trastornos.
Ayudar con otras opciones para protegerse del sol: cremas hidratantes y maquillajes con FPS, brumas faciales que se pueden aplicar como paso final del maquillaje, protectores solares con color, bb creams, etc.
Cuidado con algunos medicamentos fotosensibilizantes, es decir, que pueden producir manchas: por ejemplo, anticonceptivos hormonales, antiinflamatorios, corticoides, antihistamínicos, medicamentos contra la hipertensión o los antidepresivos. Consultar con el médico para despejar dudas.
No ponerse perfume al exponerse a los rayos solares: es un agente fotosensibilizante, por lo que puede multiplicar los efectos del sol en la piel.
Evitar el uso de camas solares.
Si estamos en la playa y queremos maquillarnos, comenzar aplicando los productos en este orden: la crema hidratante, la protección solar, luego un poco de corrector de ojeras, rubor en crema, máscara de pestañas a prueba de agua y un gloss labial o hidratante con color. Otra opción es suplantar el primer paso con una bb cream con color y protección solar incorporad.
Infaltable: el after sun:
No, no es lo mismo ponerse crema hidratante que un postsolar o after sun. Aunque la primera contiene elementos que reparan la piel después de la exposición al sol, el after sun posee mayor cantidad de agua que de aceite, lo que lo hace más fluido y de fácil aplicación. Además, los productos postsolares incluyen ingredientes antiinflamatorios, calmantes y antioxidantes que nutren la piel mientras extienden la duración del bronceado. Sus beneficios:
Repara: el sol degrada el colágeno y la elastina, siendo responsable del fotoenvejecimiento prematuro (arrugas, manchas y fl acidez). Los aceites reparadores y antioxidantes -vitaminas A, C, E y los polifenoles- neutralizan este daño provocado en las células de la piel.
Rehidrata: esta función cubre la necesidad principal de la piel que se expuso a los efectos del sol. Los rayos UV ocasionan la pérdida de agua de la dermis que es corregida de forma inmediata con ingredientes como el aloe vera, la alantoína y el ácido hialurónico.
Calma: la piel expuesta a los rayos del sol encuentra alivio a partir de sustancias que reducen la irritación y desinfl aman. En este tipo de producto no faltan el aloe vera y fórmulas de acción reconfortante y curativa.
Refresca: con la aplicación de un after sun que contenga minerales y otros elementos descongestivos como la caléndula y la menta es posible lograr el efecto de frescura en la piel. Se lo puede poner en la heladera, para mejorar sus resultados.
Prolonga el bronceado: además de los efectos inmediatos, hay beneficios posteriores, como evitar la descamación de la piel y mantener su color dorado por más tiempo.
Errores frecuentes al aplicar protector solar:
Aplicar muy poca cantidad. Hay que ponerse en el cuerpo, una mano completa de crema y el equivalente a una cucharada grande, para el rostro y el cuello.
No revisar la fecha de caducidad. Los cosméticos tienen una fecha de vencimiento y un plazo de uso una vez abierto, que se conoce con la sigla PAO (Period After Opening). Ambas cuestiones son fundamentales para la efectividad.
Elegir el mismo producto para la cara y el cuerpo. Para la cara, hay líneas diferenciadas según la piel (seca, mixta, oleosa o sensible). Se puede elegir entre lociones, cremas, geles, spray. Por su parte, el cuerpo requiere de una crema ligera y fácil de distribuir o de un spray con agentes hidratantes.
at Silvia Pardo
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