Wednesday 1 de May de 2024
JARDíN Y MASCOTAS | 29-11-2016 17:50

Ácaros en el gato

¿Últimamente has notado que tu gato comienza a rascarse mucho o que se lame entre los dedos de sus patas con mucha más frecuencia e, incluso, que dentro de sus orejas tiene un líquido negro? Probablemente, tu gato esté infectado de ácaros y debés actuar rápidamente para evitar que se sigan extendiendo por su cuerpo.

Los ácaros se pegan a la piel del gato para poder alimentarse con su sangre; se colocan en las zonas donde la piel es muy fina, como por ejemplo entre los dedos de los pies y las orejas. En ocasiones, también se encuentran en el interior de los muslos, así que si querés saber si tiene ácaros, esas son las zonas en las que debés buscar.

Eliminarlos es muy fácil, lo único que debés hacer es acudir a tu veterinario para que te mande un buen tratamiento. Para las zonas más complicadas de llegar, deberás usar un spray. Si no podés acudir al veterinario enseguida, te recomendamos un remedio casero: colocá una base de ajo bien triturado en una taza con aceite de oliva y dejalo toda la noche. A la mañana siguiente, colocá unas gotas de aceite en las zonas en las que sepas que están los ácaros y no lo toques por unos minutos. Después, limpiá con un algodón.

Suculentas: No excederse con el riego. Se recomienda hacerlo solo cada 10 a 15 días.
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Un gato con oídos sanos produce una mínima cantidad de cera. Si en la oreja ves algo que luzca como unos granos de café o manchas negras de suciedad, esto es señal de un posible problema de salud. Observá si se rasca o agita la cabeza y su postura, ya que cuando está afectado suele inclinar la cabeza hacia un lado. Este es un signo que no se limita sólo a los ácaros. Si lo hace frecuentemente, llevalo al veterinario.

El primer paso es vaciar la pileta, limpiarla de hojas y suciedad y dejarla secar. Luego, se procede a realizar las reparaciones
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Si tenés varios gatos, trátalos a todos con un antiparasitario a base de selamectina. Las infecciones de oído por ácaros pueden ser graves si no se tratan, ocasionando daños en el canal auditivo y en el tímpano. Son muy contagiosas y pueden transmitirse de un gato a otro, de un gato a un perro y viceversa. Pero no te preocupes: no pueden afectar los oídos de las personas.

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