Según la filosofía de una comunidad japonesa de Okinawa, uno de los lugares donde viven las personas más felices y longevas del mundo, todos tenemos nuestro ikigai, un motivo para existir, ese motor que nos levanta e impulsa cada día.
Algunos tenemos la dicha de haberlo encontrado y vivimos apasionados y con un propósito. Mientras que otros aún lo siguen buscando, o ni siquiera saben que existe esta otra forma de vivir, inspirados y con sentido, que muy probablemente nos garantice una estadía larga y feliz.
Encontrar nuestro Ikigai es posible y requiere de mucho autoconocimiento, pero también de dar el primer gran paso: decidir vivir inspirados cada día en nuestro propósito y misión.
Realidad extendida, otro nivel en viajes
Pero, ¿Cómo es vivir una vida con sentido, que merezca ser vivida? Para empezar a tomar contacto con nuestro verdadero propósito y sentido, podemos entrenarnos y seguir algunos de los fundamentos en los que se basa esta hermosa filosofía de vida.
A continuación enumeramos cinco de ellos:
Los fundamentos:
1. Mantener activa la inspiración: El verdadero secreto de esto radica en hacerlo extensivo aún cuando dejemos de ser “socialmente útiles y activos”, o nos jubilemos, o nos retiremos. Entonces sentir que seguimos brindando lo que nos gusta hacer, nos mantiene motivados y alejados de la sensación de haber abandonado todo. Por eso, es importante seguir haciendo cosas valiosas, útiles y trascendentes sobre todo para nosotros.
2. Elegir la calma y la serenidad: Dado que el mundo nos propone demasiada velocidad, cuanto más serenidad tengamos, más fuertes y lejos podremos llegar. Incluso hasta disfrutaremos más del camino sin pensar en lo que vendrá.
3. Cuidar y compartir con nuestros vínculos: Esto nos ayudará a estar más centrados en lo que nos hace bien y los vínculos son el mejor canal para compartir nuestras vulnerabilidades y preocupaciones, ya que con la sola presencia y contacto con ellos nos sentimos más aliviados.
4. Sonreír y agradecer: Reír y sonreírnos eleva el nivel de felicidad. Y una actitud amable y predispuesta nos ayuda a mantener y generar nuevos vínculos. Y con estas sensaciones es más fácil recordar el regalo de estar aquí y ahora, honrando y agradeciéndolo todo.
5. Seguir nuestro ikigai: Perseguir nuestra pasión, ese motor de inspiración que le da sentido a cada día y potencia lo mejor de nosotros. O persistir hasta encontrarlo sin bajar los brazos.
En conclusión:
Así como viven los okinawenses, todos podemos vivir más plenos, felices y con ese sentido especial que nos impulsa a más. Para finalizar, una pregunta: ¿Cómo sería tu vida si la vivieras con tu verdadera pasión, propósito o misión?.
Paola Fagil
Coach. Master en PNL.
Mindfulness. Capacitadora. Mentora y Consultora
@paolafagil.coach
at Redacción Mía
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