Cuando se publicó su primera novela, en 2011, Pasión y traición, el libro recogía una historia familiar sobre una antepasada, Remedios de Escalada, y el rumor que desde siempre circuló entre sus descendientes sobre su infidelidad a Don José de San Martín. La novela fue un éxito y le permitió a Florencia Canale salir del periodismo y entrar por la puerta grande al mundo de los libros.
A este bestseller le sucedieron otros títulos, todos muy bien recibidos por el público: Amores prohibidos, sobre el romance de Manuel Belgrano y María Josefa Ezcurra; una trilogía dedicada a Rosas, un libro sobre Urquiza -Salvaje-, La vengadora, sobre la relación de Damasia Boedo y Juan Galo Lavalle y recientemente, su nueva obra, Pecadora, la pasión de Camila O´Gorman.
En la novela, la autora vuelve a retratar un personaje femenino intrépido e idealista, Camila O´Gorman, que lucha hasta el final contra las crueles imposiciones que pretendían cercenar su libertad: la de amar al cura Ladislao Gutiérrez.
Sobre la autora:
Florencia Canale nació en Mar del Plata. Estudió Letras en la Universidad de Buenos Aires. Es periodista y trabajó en diversos medios: Noticias, Living, Gente, Siete Días, Veintitrés, Infobae, entre otros.
Luego del éxito de su primera novela, Canale se atrevió a abandonar el periodismo, su profesión de toda la vida. Luego de un breve paso por el modelaje pudo cumplir el sueño de escribir literatura y sostenerse económicamente con ella.
"Trabajé como periodista desde 1998 hasta el 2017. Seguía porque somos gente loca, adicta. Estamos dominados por el miedo. Ya no. Hoy puedo vivir de los libros. A mí me va bien, a pesar de la crisis infernal en la que estamos todos sumidos. Mi primera novela, Pasión y traición, salió en 2011. Y yo tenía fantasías, pensaba: “qué lindo sería vivir de escribir mis novelas”.
Su amor por la historia:
Autora de varios bestsellers, Canale se ha convertido en una autora ineludible dentro del género de la novela histórica que narra la intimidad de hombres y mujeres célebres del pasado argentino.
El siglo XIX es su territorio narrativo preferido. Un momento histórico particular de la Argentina “donde estaba todo por hacerse, de hombres bravos, valientes y también sanguinarios y asesinos”, según lo define la autora. “Existen feministas desde el siglo XIX, incómodas en la sujeción del cuerpo y la psiquis, que han salido a pelear como han podido”. A ellas está dedicada su literatura. Relatos apasionados sobre mujeres que desafiaron las restricciones sociales de su época y se jugaron por sus deseos.
"Me interesan los hombres y las mujeres que han estado dominados por las contradicciones. Las vidas lisas no me interesan. Lo “liso” tratemos de vivirlo. Pero las novelas que a mí me gustan, tienen que tener turbulencia y pasión. A mí me interesa escribir la pasión argentina", afirmó la autora en una entrevista a Noticias.
"Yo he roto los moldes desde que tengo recuerdo. No me casé, no tengo hijos. Siguen existiendo mitologías acerca del deber ser de la mujer. Yo estoy muy acostumbrada a salir a pelear. Me parece que el ejercicio de la lectura de estas novelas, sigue siendo en la mujer el recorrido de la heroína. Hay que sortear obstáculos pero en algún momento también les sucede el amor. Esto es algo inherente -seguramente cultural- a la mujer, el asunto de la emocionalidad, los sentimientos. Yo escribo sobre mujeres del siglo XIX. No juzgo, ni fuerzo, ni cambio, ni nada. Trato de reproducir ese registro de la sociedad", concluye.
Fragmento:
“Doña Joaquina sostenía en brazos a su hija, que lucía el mismo vestido que había usado ella al ser bautizada. La tradición de la familia se repetía con su prole. - María Camila, yo te bautizo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo- pronunció el padre Justo Muñoz, mientras vertía agua tres veces sobre la frente de la niña.
La emoción embargó el pecho de la madre, que no pudo evitar alguna lágrima. No entendía por qué, nada parecido le había sucedido con sus otros hijos. Estaba sensible con ese nacimiento. Camila la miraba como si la viera y parecía sonreír, aunque eso fuera imposible. Entonces Joaquina lloraba aún más.
El padrino, don Fernando Cordero, permanecía quieto. No así Felipa Ximénez Pinto, hermana mayor de Joaquina, que extendió su mano para contenerla. El rito llegó a su fin. El padre Justo los acompañó hasta el atrio, los bendijo y se despidió. Joaquina cubrió a su hija con la manta, hacía un frío demencial en la calle y no quería que enfermara. -Vamos a casa, mis amigos. Allí estaremos tanto mejor.-
Esta iglesia es un páramo -señaló Adolfo y condujo a su mujer con el brazo. Joaquina lo miró con un chispazo de rencor. No quería discutir con su marido. Ella era inmensamente feliz, había bautizado a su hija, a su querida Camila -".
Sobre el libro:
Camila O’Gorman nació en 1828. Como si fuera un presagio de lo que vendría, ese mismo año las fuerzas unitarias al mando de Juan Lavalle fusilaron a Manuel Dorrego. Criada bajo los mandatos sociales y religiosos imperantes en la época, especialmente rígidos para las mujeres, protagonizó una loca historia de amor con un representante de la Iglesia, el padre Ladislao Gutiérrez. Transgrediendo todas las normas, la pareja dio rienda suelta a su ardor sin pensar en las consecuencias. Pecadora recrea en forma de novela la trágica historia de amor y pasión de Camila O´Gorman y Ladislao Gutiérrez.
at Redacción Mía
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