El empoderamiento femenino es el proceso por el cual las mujeres alcanzan control, dominio y determinación sobre su propia vida y sus circunstancias.
Este empoderamiento tiene dos partes: una individual y una social. Ambos van de la mano ya que es difícil alcanzar ciertos cambios personales si no hay cambios a nivel social.
Este proceso de empoderamiento femenino está siendo fundamental para eliminar la discriminación, la violencia de género, terminar las brechas salariales y el techo de cristal.
Un tema social:
Una de las necesidades psicológicas más significativas es la de libertad, para elegir, para decidir lo que se quiere y lo que se hace, para ser independientes, sin estar influidos ni atados por nadie, esto hace fuertes y es la base de la autoestima y de la calidad de vida.
Hoy muchas mujeres se están animando más a poner un límite ante situaciones de abuso, en esto es importante la parte social de este proceso, ya que la visibilización de situaciones de desigualdad hace que más personas puedan empoderarse en contra de estas diferencias de género y buscar la equidad. De todas maneras, en este proceso, aún queda mucho por andar.
Se pudo observar, por ejemplo, en el tiempo del aspo en la pandemia, que, en muchas casas, a pesar de que ambos realizaban teletrabajo, era la mujer la que muchas veces tomaba el peso extra del zoom de la escuela de los hijos, o la limpieza del hogar, tareas que pueden ser compartidas y que no tienen diferencia de género.
Su importancia personal:
Son importantes también los procesos individuales. Aún quedan mujeres que viven bajo un mandato familiar o de ciertos sectores machistas donde es el hombre quien tiene el dominio y la mujer asume una posición más sumisa y aún no puede, porque está inmersa en este contexto, autocuestionarse esta realidad.
Es elemental que lo colectivo siga creciendo, para despertar más aún los procesos individuales.
Cómo puede ayudar la psicología:
Los espacios de terapia pueden ayudar al desarrollo de la autoestima, necesaria para poder enfrentar situaciones de inequidad laboral o familiar. Una mujer con autoestima sana es una mujer empoderada.
También refuerza la posibilidad de salir de un espacio donde lo principal son siempre los demás, jefes, parejas, hijos, etc. y poder priorizase a sí misma, sin tener que ser la mujer maravilla, ya que estar empoderadas significa reconocer y aceptar las propias limitaciones, sin tener que satisfacer siempre a los demás, pudiendo tomar espacios para sí misma.
Trabajar en empoderarse reduce el estrés, la ansiedad, la voz crítica interna, impulsando la calidad de vida, el bienestar emocional, y mejora relaciones personales, laborales y, en especial, la relación de la mujer consigo misma.
Dr. Flavio Calvo
Dr. en psicología, docente, tallerista y autor.
MN: 66869
@calvofl avio
at Redacción Mía
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