Así como se produce en el cuerpo la pérdida de células óseas, que primero generarán osteopenia y luego osteoporosis, con el paso de los años se genera la sarcopenia, que consiste en la disminución de la cantidad de células musculares. Esto hace que el metabolismo basal, es decir, el consumo de energía que existe diariamente para mantener la masa muscular, disminuya.
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"Tener menor masa muscular implica mayor facilidad para ganar peso. Esto se debe a que el músculo por sí mismo gasta energía, por lo tanto, elimina grasa, además de producir cientos de sustancias antiinflamatorias que ayudan a prevenir enfermedades” explica la Dra. Valeria López Mecle (MN 110137), médica especialista en estética y nutrición, directora de Bioaurea y una de las expertas de BTL Aesthetics Argentina.
Cuando faltan células musculares, las pocas que quedan se convierten en un blanco de las grasas: se depositan entre medio de ellas, y comienza a alterarse todo el metabolismo interno, como por ejemplo el de la glucemia, que puede favorecer a la larga la insulino resistencia y diabetes.
Síntomas:
Las personas que padecen esta enfermedad suelen presentar sensación de debilidad, siendo habitual la dificultad para levantarse de una silla o una velocidad lenta para caminar, junto con caídas a repetición. También es frecuente que tengan una pérdida de peso reciente sin causa justificada o de masa muscular.
A la larga, el desarrollo de esta patología, puede asociarse con consecuencias adversas tales como fracturas, discapacidad física, aumento de ingresos hospitalarios y empeoramiento de la calidad de vida.
Principales causas:
La sarcopenia se debe a una sumatoria de factores: baja ingesta de proteínas, ausencia de actividad física, niveles deficientes de vitamina D y cambios específicos en la composición /calidad del músculo por el envejecimiento.
Por lo tanto, acentuar el consumo proteico, realizar ejercicios e incorporar esta vitamina son acciones fundamentales.
Medidas preventivas:
- Incorporar más proteínas a la dieta a medida que envejecemos: Lo ideal sería ingerir tres porciones de 25 a 30 gramos (desayuno, almuerzo y cena). En caso de no poder cumplir esta meta, hay una variada oferta de alimentos con suplementos. Consultar con el médico.
- Realizar ejercicios aeróbicos, de resistencia, flexibilidad y equilibrio: Entre 3 y 5 veces por semana. Es aconsejable que el ejercicio sea de intensidad progresiva y acorde a las características y posibilidades individuales.
Quienes no estén haciendo actividad física deben tener en cuenta el cuidado de una parte esencial del cuerpo: el core o núcleo. Se llama así a varios grupos musculares que están en el centro de nuestro cuerpo (rectos abdominales, glúteos, oblicuos, psoas, entre otros), y son los músculos que más calorías gastan. Es necesario que en las rutinas de entrenamiento se incorporen ejercicios para fortalecer el core.
“A través de la tecnología llamada Emsculpt está clínicamente comprobado que al cabo de 4 sesiones el paciente logrará desarrollar su masa muscular en un 16 por ciento, generando el aumento de fibras musculares, tanto en volumen como en cantidad. Además, producirá una pérdida de células grasas en un 19 por ciento, quemando la grasa rebelde difícil de eliminar con dieta y ejercicios convencionales.” explica la kinesióloga Valentina Urbina, especialista clínica de BTL Aesthetics (MN. 15455). Este tratamiento resulta tan potente que forma nuevas fibras musculares y fortalece la musculatura core.
- Tomar sol: La vitamina D se produce cuando nos exponemos al sol entre las 9 y las 16, y la mayor síntesis es l mediodía, cuando es más riesgoso para la piel. Por ello, se sugiere exponerse sin protección la mitad del tiempo que tarda la piel en enrojecerse (15 minutos si se enrojece en media hora). Lo ideal es descubrir el abdomen, la espalda y proteger la cara. Eso sí, luego de esta corta exposición, ponerse un buen protector si se continúa tomando sol.
En síntesis, el diagnóstico de la sarcopenia es simple. Mediante una densitometría se pueden estudiar las diferentes zonas musculares y conocer en pocos minutos si el estatus muscular es normal o no y actuar en consecuencia, con dieta y tratamiento.
Diagnóstico y tratamiento:
No existe una única prueba para hacer el diagnóstico. Se solicita al paciente la realización de test físicos para medir la fuerza muscular y el rendimiento físico, así como pruebas de imagen para intentar cuantificar la masa muscular.
El tratamiento de la sarcopenia se basa en el ejercicio físico y una dieta sana, con una adecuada ingesta de calorías y proteínas. Para ello, en algunos casos, debe considerarse la suplementación con proteínas.
En cuanto al ejercicio físico, en pacientes con sarcopenia, la realización de ejercicios de resistencia se ha demostrado efectiva para mejorar la masa muscular, la fuerza y la función física. Se refiere a la actividad física que produzca contracción del músculo esquelético mediante el uso de resistencia externa como pesas, bandas de terapia elástica y el peso corporal en sí.
at Redacción Mía
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