Wednesday 4 de December de 2024
SALUD | 06-01-2022 10:55

Cómo hacer para que las cosas no nos afecten

Alguien llega tarde, un amigo que no nos responde el llamado, otro que no nos trata bien... hay quienes sufren por estas situaciones. Es posible superarlo para sentirse bien.

Hay personas muy sensibles, que sienten que todo les resulta importante y no saben priorizar, que todo los ofende o a quienes les han llamado "exageradas" alguna vez... Si te sentiste identificada con estas sensaciones, es momento de revisar tu diálogo interno. Es importante revisar dónde poner lo importante: si en lo que sucede fuera o en cómo lo vivimos. Muchas personas tienen una visión muy lineal y ven estrictamente lo que tienen ante sí, y según lo puntúen, se sienten más o menos fuertes.

También hay quienes se deprimen, se quedan atrapados en un remolino de dudas, repasando una y otra vez si han sido adecuados con los demás, si caerán bien, si les dan un "like"... Esas escenas son absurdas, pero hay personas que les dan mucho valor, lo que las lleva a sufrir.

Epicteto decía: “Lo importante no es lo que te sucede, sino cómo reaccionas ante ello”. Estas palabras son una gran verdad. Hay que dar importancia a aquello que lo tiene. Lo que sucede no podemos cambiarlo, pero sí podemos cambiar nuestra visión.

Ejercicios:

Mirar dentro nuestro. Observar nuestro lenguaje, revisar los valores. Somos personas valiosas, pase lo que pase.

Tomar la iniciativa y salir de la queja pasiva, poner más atención al actor y hacer que el escenario cambie. Muchas veces la gente se queja, se enoja, ¡hasta se ofende! por situaciones que son nimias, absurdas, como que alguien llegue un poco tarde. Verdaderamente son situaciones sin importancia.

Liberarnos de los “debería”. Si notamos que decimos más “las cosas deberían ser así”, “los demás deberían” o “yo debería”, cambiar esa palabra por preferir: “Preferiría que esto fuese así, pero puedo vivir bien sin ello”.

Aceptar incondicionalmente a los demás. Los otros son como son y nosotros somos como somos. Nadie es perfecto. Vivir sin condiciones libera y amplía la mente.

Soltar las necesidades. Nos hemos creado tantas necesidades que tenemos “necesititis”. La mejor cura es soltarlas, despedirse de ellas y volver a ser sencillos y humildes. Con muy poco se puede disfrutar mucho.

Salir de la zona de confort. Nos han vendido la comodidad continua como un logro, como una condición para estar bien, y un poco de incomodidad pone la mente en forma.

at Redacción Mía

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