Sensación de quemazón en la zona genital, irritación, picazón y, sobre todo, dolor al tener relaciones sexuales son los síntomas más habituales de la sequedad vaginal.
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Aunque se suele asociar a la menopausia, la sequedad vaginal no es un problema exclusivo de esta etapa. Se calcula que más de la mitad de las mujeres que padecen este trastorno tienen menos de 50 años.
Sus efectos:
• Dolor durante las relaciones sexuales. La escasa lubricación puede dificultar el coito y hacer que este sea poco o nada placentero.
• Atrofia vaginal. Puede aumentar la predisposición a contraer infecciones vaginales. A veces se pueden observar pequeñas fisuras en las paredes de la vagina.
• Vaginitis atrófica. Además de sequedad, suele manifestarse con síntomas como sensación de quemazón y desaparición o disminución del flujo.
Cómo tratarla:
Aunque algunos tratamientos son de uso común y no requieren receta, siempre es más conveniente que sea el ginecólogo quien te aconseje el más adecuado. Algunos de ellos son:
• Cremas hidratantes: se fijan al epitelio o capa vaginal y, al retener el agua de la vagina, mantienen su hidratación. Es decir, que está más húmeda y elástica. Con ello, también mejora su pH, lo que previene las infecciones en la zona. Las cremas hidratantes no tienen ninguna contraindicación y deben aplicarse, como mínimo, dos veces por semana.
• Terapia hormonal local: cuando las hidratantes no proporcionan suficiente alivio o la sequedad no remite, se puede recurrir a este tratamiento. Consiste en administrar dosis bajas de estrógenos locales, que se aplican directamente en la zona en forma de óvulos o crema mediante un aplicador (por ejemplo, con isoflavonas de soja). Consigue normalizar el pH ácido, aumenta el riego sanguíneo del epitelio, mejora la respuesta lubrificadora de la vagina y disminuye así la sequedad vaginal.
• Lubricación extra durante las relaciones sexuales: aparte del tratamiento es necesaria para minimizar la fricción y la consiguiente irritación. Los lubricantes más recomendables son los que tienen una base de agua o silicona.
Buenos hábitos:
Beber bastante agua en el día: Favorece la hidratación y aumenta los fluidos.
Aumentar el consumo de vitaminas A, B y E: Diversos estudios han demostrado que mantener una alimentación rica en estas vitaminas mejora la lubricación natural. Consumir a diario tres o más de estos alimentos: zanahorias, espinacas, calabaza, huevos, pescado azul, semillas, frutos secos, maíz o aceite de oliva.
Evitar el tabaco y el alcohol: Disminuyen los estrógenos, lo cual aumenta la sequedad.
Reducir el estrés: Los nervios tienen un gran efecto deshidratante en todo el organismo; y más aún en áreas sensibles como la genital.
at Redacción Mía
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