Muchas veces se cometen errores con la alimentación de un cachorro, por fijarse en el tamaño que tiene en relación a su raza. Así, a uno de tamaño grande se le suele dar alimento de adulto antes de tiempo, mientras que al diminuto se lo trata de cachorro eterno, cuando quizá dejó de serlo hace un largo tiempo.
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Es importante saber que, en general, un cachorro crece 12 veces más rápido que un bebé y alcanza la contextura física de un perro adulto antes del año.
Un crecimiento tan rápido necesita de una nutrición especial. Para eso, es necesario brindarle un alimento balaceado específico cuya receta haya sido formulada para el desarrollo. Es importante que tenga un equilibrio controlado de fósforo y calcio. Este último aporte es fundamental durante su etapa de crecimiento, por el rol que desempeña en la formación de sus huesos y dientes. Su falta o aporte en forma deseqilibrada en la dieta puede provocar una constitución ósea anormal con dolor severo y daños irreversibles, pudiendo llegar a deformaciones y a la postración, así como también a producir fracturas espontáneas de difícil resolución y de consecuencias fatales.
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Además, la dieta del cachorro debe contener antioxidantes como la vitamina E, para mantener las defensas altas, Omega 6 y Zinc para nutrir la piel y darle brillo al pelo y proteínas de alta calidad para ayudar a desarrollar un proceso digestivo saludable.
¡A pintar la pileta!
Un cachorro debe comer entre 3 y 4 veces por día, hasta las diez semanas Luego, y hasta que alcancen el 50% de su peso adulto, deben alimentarse de 2 a 3 veces por día. Cuando llegan a la adultez, pueden alimentarse 2 veces por día.
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