Hay jefes que pierden los estribos durante las reuniones o no van al grano y, en cualquier caso, pueden convertir cada día laboral en un infierno. Sin embargo, hay salgunos tips que pueden ayudar a lograr cambios sin poner en riesgo el puesto.
El tiempo y la maternidad
El que pierde los estribos: un jefe colérico es una peste para los empleados, especialmente cuando descarga su furia contra determinadas personas y sus acciones en particular. Los empleados deben intentar no tomarse ese comportamiento de forma personal. Lo mejor es hacerse a la idea de que el jefe es así y no tiene nada que ver con uno.
El que se va por las ramas: Las conversaciones con él se convierten en una auténtica prueba de paciencia ya que parece que no va a terminar de hablar nunca. Lo mejor es hacerle notar esto junto a los compañeros. La regla es siempre dejar caer primero un elogio. Los empelados le pueden agradecer al jefe, por ejemplo, que en las reuniones da buenas devoluciones.
Accesorios románticos y divertidos
El que exige demasiado: Siempre hay un pendiente poco antes del viernes a la noche o llamadas durante el fin de semana. Algunos empleados tienen que estar disponibles las 24 horas. Sin embargo, hay que establecer límites y lo mejos es hacerlo lo antes posbile. De lo contrario, este tipo de exigencias se volverán crónicas.
El que tiene preferidos: ¿Hay una compañera a la que le dan tareas más interesantes o siempre puede irse antes a casa? Lo mejor es que primero se revise esta sensación. A veces, determinadas preferencias tienen un motivo real. Quizá la compañera tiene al hijo enfermo o necesita ir regularmente al médico. Muchas veces, los malentendidos hacen que surjan envidias entre compañeras de trabajo.
Comentarios