Que todos estamos hiperconectados, a veces por demás, no es nuevo. Que los más chicos de la familia son “nativos digitales”, tampoco. Los chicos ya nacen sabiendo manejar una computadora y el teléfono que, para muchos, es un misterio y para ellos, un juego de niños. Esta inteligencia para los electrónicos confirma la tendencia de los últimos tiempos que indica que son los hijos los que definen, en la mayoría de los casos, las compras de este tipo de productos.
El tiempo y la maternidad
Los adultos controlan los gastos de la casa y toman la última decisión, pero casi siempre hay una consulta previa que se ve influenciada, en gran medida, por los niños y preadolescentes de la casa. Los adolescentes ya están en otra cosa y son muy determinantes con lo que les compete directamente a ellos, pero lo que es para la familia, por el momento, los tiene sin cuidado.
Un estudio de la empresa BrandChild demostró que los adolescentes influyen en un 80% en las decisiones de compra de los padres, por lo que el dinero que indirectamente mueven no es menor. Un trabajo de Euromonitor International reveló que con esta actitud de compra consensuada, los chicos hacen gastar a sus padres y a otros familiares unos 170 mil millones de dólares anuales en productos y servicios. Claro que esa cifra no se reproduce en la Argentina, pero sí la tendencia creciente.
Accesorios románticos y divertidos
En nuestro país, un estudio realizado por Kiddo’s arrojó un resultado no menos llamativo. Los chicos influyen en las compras tecnológicas, efectivamente: el 11% lo hace especialmente en lo relativo a celulares, el 9% sobre la compra de aparatos de tevé, el 7% en la adquisición de computadoras personales, el 5% en la contratación de servicios de internet, el 2% en la compra de DVD y otro 2% se inmiscuye cuando se trata de modernizar el software que se está utilizando.
Por otro lado, las ventas en los negocios del rubro también cambiaron desde la aparición de la visión infantil en el tema. “En nuestro país, el segmento niños es cada vez más permeable a la tecnología. El cambio radical consiste en que los productos tecnológicos se han convertido en parte de su entretenimiento cotidiano. Los que más atraen su atención son: celulares, consolas, tabletas, notebooks, juegos y accesorios”, confirma Carmelo Ferrante, director de Marketing y Ventas de Garbarino.
Crianza: Un viaje compartido
Otro estudio realizado por Kiddo’s sobre el universo de teléfonos celulares en niños demostró que ya el 30% de chicos entre 6 y 11 años son dueños de un equipo, generalmente con tarjeta, que es pagado por sus padres, obviamente. Lejos de ser usados para su función primordial, los niños los utilizan, especialmente, para sacar fotos, jugar o escuchar música. Al ser una generación que nació con internet en el hogar, tienen una relación sumamente estrecha con los medios de comunicación y les parece lo más natural la televisión, computadoras y smarthphones. Y si es todo en uno, mejor. No los sorprende como a los adultos que todavía nos quedamos perplejos frente a cada nueva aplicación del último celular.
El mundo cambia
Twigis.com es una plataforma social especialmente creada para chicos que, hasta en eso, tienen un mundo propio en donde los adultos quedan fuera de combate. Damian Falestchi, gerente de esta plataforma en Argentina, sostuvo en la última conferencia Kidsfluence (algo así como influencia infantil), que se llevó a cabo en la ciudad de Buenos Aires, que “los chicos son una generación de nativos digitales de gran fluidez tecnológica. Las marcas deben tener en cuenta cómo comunicar a estas nuevas mentalidades: lejos del espectador pasivo, hoy los niños son activos participantes, críticos y creadores de contenido. Por eso, se ven en la necesidad de emplear estrategias para generar verdaderas experiencias de entretenimiento e interactividad en los niños”.
Sin embargo, todo este avance de la tecnología sobre la vida de los niños y sus familias no pudo terminar con la vida de los juguetes en la primera etapa de la infancia, aunque es cierto que la irrupción tecnológica cambió la forma y la manera de jugar. Si antes, a los 5 años, estaban intentando comenzar a entender el Juego de la Oca, hoy a las 4 ya están totalmente interiorizados con la computadora y el mousse que a uno se le escapa para todas partes y ellos utilizan con destreza para jugar a juegos de todo tipo: vestir princesas, dispararle a los monstruos, cortar y pegar figuritas. Todo lo que antes se hacía en forma concreta, hoy lo hacen virtualmente. En muchos países, la incorporación de la computadora se da desde la cuna.
Más allá de la predilección por las computadoras y cuanto aparato les permita jugar, llámese Play Station, Wii, Dancer Pad o lo próxima que esté por salir, la televisión sigue siendo la reina en las preferencias infantiles. Claro que ya no la consumen de la misma manera en la que lo hacían sus padres. Ahora, ven televisión, pero desde la computadora. Según Ramiro Fernández, director de Medios Digitales de MTV Networks Latam, “hay que separar el contenido del aparato. Hay menos horas delante del televisor y más acceso desde varios dispositivos”.
Lo que sucede hoy es que con tanto bombardeo mediático o quizás por el propio acostumbramiento, el hecho de que los chicos pasen tiempo frente a la pantalla parece menos inofensivo que antes. Es que ahora, ¿quién no está todo el día frente a una computadora? ¿Con qué autoridad se le puede decir a un hijo que abandone la expresión tonta frente a la tele, si uno mismo pasa horas y horas, trabajando o como esparcimiento, frente a una pantalla?
Tecnología adictiva
El teléfono celular, internet, los chats o el messenger pueden ser simples entretenimientos, pero también pueden convertirse en adicción produciendo desequilibrios en el niño que impiden su socialización y entorpecen su desarrollo. Los niños se esclavizan al igual que ocurre con otras adicciones, lo que conlleva consecuencias como el fracaso escolar y social, alteraciones de la conducta, autismo y encerramiento progresivo en sí mismo.
Para los especialistas, detrás de estas adicciones, además de un origen social, que proviene de las costumbres adquiridas, y biológico, posiblemente por acción de los neurotransmisores, podría haber un problema de desatención familiar. Si las familias logran ejercer la función contenedora que les es propia y necesaria para el desarrollo de los niños, esto sería más difícil que ocurriera.
Se ha investigado el cerebro humano para buscar un origen biológico que condicione las adicciones. Según estudios, los jóvenes se hacen adictos a una tecnología o a un comportamiento porque, al final, se convierte en algo biológico en concordancia con varios elementos: la dopamina (que está relacionada con los circuitos de recompensa), la noradrenalina (relacionada con la excitación) y las endorfinas (también conocidas como hormonas de la felicidad).
Como soluciones para el problema de la adicción a la tecnología, los especialistas proponen modificar el comportamiento mediante terapias de conducta que impliquen tanto para el niño como para la familia. También existen fármacos que ayudan a disminuir la impulsividad o aumentar los frenos; y, como no, los procesos educativos, para redireccionar la conducta del menor hacia otros fines.
Fuentes: diario Perfil, mibebeyyo.com, dialnet.unirioja.es
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