Se trata de una infección producida por un hongo, que produce la descamación acelerada de la piel de la cabeza. Su aparición también puede deberse al estrés, los trastornos hormonales, la falta de sueño y la dieta.
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No tiene cura: los dermatólogos la llaman “padecimiento recurrente”, si no se la trata constantemente, es probable que los síntomas regresen. Los problemas leves de caspa se corrigen cuando se revisan todos los factores que pueden incidir en ella, además de utilizar un champú específico regularmente, acompañado de una dieta saludable y un buen control del estrés.
Síntomas:
Escamas de piel en el cuero cabelludo, el cabello, las cejas, la barba o el bigote.
Picazón en el cuero cabelludo más o menos intenso.
Irritación en la dermis del cuero cabelludo, de las cejas, la barba o el bigote.
Estos signos pueden ser más intensos al estar con estrés y aumentan en invierno por la calefacción.
Recomendaciones:
Para la higiene, usar champú anticaspa y tratamientos para el cuello cabelludo. El champú se debe aplicar con un masaje, mediante movimientos circulares y enjuagar el cabello con suavidad. Evitar usar agua muy caliente y, al utilizar secador, hacerlo con aire tibio y no muy cerca para no irritar el cuero cabelludo.
Luego de la aplicación de champú enjuagar muy bien para no dejar residuos acumulados y que puedan confundirse con caspa.
Si un tipo de champú funciona bien por un tiempo y luego pierde eficacia, tratar de alternar entre dos tipos de champú para la caspa.
Cuando el problema esté bajo control disminuir la frecuencia de uso del champú anticaspa a una vez por semana o cada dos para el mantenimiento y la prevención.
La constancia es fundamental ya que los resultados pueden tardar en verse cerca de un mes.
Si la caspa es severa, el uso de lociones o ampollas especializadas pueden ser parte del cuidado tratante del cuero cabelludo.
Si la caspa persiste, o presenta irritación, signos inflamatorios, escamas más grandes en forma de costra y amarillas, consultar al especialista.
Buenas costumbres:
Evitar el hábito de pasarse la mano por el cabello, frotarse o rascar el cuero cabelludo.
No acostarse con el cabello mojado. Eso sofoca el cuero cabelludo y provoca un ambiente perfecto para que se produzca la caspa.
No abusar de productos (gel, mousse, laca) que puedan causar mayor sequedad y la aparición de reacciones irritativas en la piel del cuero cabelludo.
Una dieta saludable puede ayudar a prevenir la caspa. Consumir alimentos ricos en vitaminas del grupo B, betacaroteno, zinc, ácidos grasos, omega-3, que pueden contribuir a estabilizar el cuero cabelludo.
Controlar el estrés: el nerviosismo puede hacer que se desencadene la caspa o empeorar sus síntomas.
at Redacción Mía
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