La tendencia de la enseñanaza de idiomas en el mundo parece conducir a que cuanto más temprano se empiece mucho mejor. “No tiene riesgo para los niños pequeños la educación bilingüe. La investigación en los últimos 30 años, especialmente en Canadá -donde ya lo abordan como una política de Estado- parece haber demostrado que el bilingüismo es ventajoso para los niños, especialmente porque desarrollan conciencia metalingüística, es decir, la habilidad de manipular la lengua y entenderla como sistema, más tempranamente”, dice Liliana Luna, directora general de la Asociación de ex Alumnos de Lenguas Vivas.
El tiempo y la maternidad
Por su parte, el reconocido neurólogo argentino Conrado Estol confirma la teoría. ”Se considera que hablantes o contextos con características específicas favorecen la buena adquisición de ambas lenguas. Por ejemplo, los padres hablan en español y la abuela en alemán o en casa se habla español, mientras que en la calle y la escuela, en inglés, u otras miles de combinaciones posibles. En la etapa de adquisición del lenguaje, que se da hasta los cuatro años, aproximadamente, cualquier lengua se aprende correctamente por simple “inmersión” en ella. Es decir, sin explicación formal o de la estructura de la lengua, los niños aprenden la nueva lengua en forma fluida. Sí es muy importante que las dos lenguas sean alfabetizadas al mismo tiempo, o sea, que aprendan a leer y escribir en las dos en la misma época. En caso de que un niño sólo aprenda a leer y escribir en una lengua, seguramente transferirá el código escrito de ésta a la otra cuya escritura desconoce, con los errores que esto implica".
"Si bien todas las lenguas se localizan en el hemisferio dominante -casi siempre el izquierdo, con excepciones de algunas formas del chino que requieren de ambos hemisferios para ser hablados-, las que sean incorporadas una vez establecida la lengua materna pueden hacerlo en localizaciones específicas para ellas. Esto se ha comprobado con lesiones cerebrales localizadas de manera tal que pueden hacer perder la lengua materna a la vez que el paciente preserva otra lengua que aprendió posteriormente. Por ejemplo, pacientes que en los EEUU eran de origen italiano con inglés aprendido como segunda lengua y que luego de un infarto cerebral perdieron el italiano -su idioma nativo- preservando el inglés”, concluye Estol.
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Los niños son genios para adquirir un nuevo lenguaje hasta los siete años. Luego existe una sistemática declinación de esa habilidad, por lo que les va a costar mucho más después de la pubertad. Antes del primer año de vida los bebés pueden discriminar diferentes sonidos de cualquier idioma, cosa que los adultos no pueden hacer.
Los niños bilingües tiene un patrón diferente a los niños monolingües. Lo principal es que quienes adquieren dos lenguas al mismo tiempo reconocen antes que sus pares que hablan un solo idioma el hecho de que los objetos y sus nombres no son lo mismo. Desarrollan más temprano el manejo de categorías taxonómicas, es decir, saben más rápido que un caballo y un pato son animales. Comprender que el lenguaje es un sistema de referencia simbólica puede implicar ciertas ventajas para el desarrollo metacognitivo, aunque no se traduce necesariamente en un mejor manejo del vocabulario.
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