Las celebraciones han existido desde el principio de los tiempos en la especie humana. Son rituales que tenemos los seres humanos para destacar algo de manera especial y que contribuya a unirnos, a hacernos sentir parte de un grupo (sentimiento de pertenencia), a remarcar de una manera única algo que a todos nos pasa y hace a nuestra identidad y nuestra historia en el paso del tiempo.
La química del beso, beneficios cuerpo-mente
Hacen a nuestra autoestima (individual y/o grupal), ya que destacan desde aspectos hasta momentos que son positivos para nosotros. Ponen el acento en la importancia de estar juntos (estar menos solos), de que juntos somos más y se siente mejor. Al punto de que ya desde recién nacidos necesitamos del otro, no solo en la provisión de alimento y cuidados básicos, sino en el amor, en el calor de una caricia, en la mirada del otro sobre nosotros.
Celebrar, como tantos otros ritos humanos, permiten a los hombres detenerse y tener ceremonias que contribuyen de manera importante a darle sentido a sus vidas. Cuando se cumple una etapa y se cosechan resultados y esto se da a lo largo de un proceso donde se gestan crecimientos individuales y a nivel grupal, es muy enriquecedor para cada uno y para el grupo total.
Unión
Es en esos momentos en los que, cuando se mira al costado, es deseable y necesario compartir con los afectos, con los compañeros, con las personas que nos acompañan en la vida. En medio de tantos apuros por los que pasamos cotidianamente, es sano y emocionalmente gratificante el detenernos, el proponerse hacer un alto en el cual nos permitamos compartir, sentir que las coincidencias potenciaron y las diferencias sumaron y se llegó a un ansiado y preciado resultado.
Los invitamos a compartir una fiesta donde nosotros (entre otras cosas) pusimos la mesa. Esas personas tan queridas, cuyas miradas y presencias nos reconforta, nos apuntalan y nos alientan a seguir por el camino que más satisfacciones y alegría nos da, se merecen estar presentes también en el momento en el que nos detenemos a relajar, a sonreír, a levantar una copa y aunar todo ese tiempo pasado que nos permitió llegar a destino con este mismo instante presente. A sentirlo intensamente y a sentirlo de una manera excepcionalmente profunda. A sentir que las alegrías se sienten más y mejor cuando estamos acompañados por quienes más nos aman y a quienes más amamos.
Comentarios