Ser asertiva supone afirmarse sin complejos y de forma constructiva, defender los propios derechos sin tratar de invadir los de los demás y pretender llegar a la propia verdad personal, a las propias ideas, a los propios gustos.
Para empezar, el ser asertivo significa también ser firme, sin ser grosero o agresivo. La clave está en utilizar lenguaje positivo, tener confianza en nosotros mismos y pensar que aunque digamos que No, no se va a romper una relación ni se va a producir una situación de conflicto. Si sucede, se habla o se negocia.
Para poner en práctica la asertividad, hay dos técnicas, fundamentales: la del disco rayado y la del banco de niebla. Lo mejor es combinar ambas. Supone comprender el sentimiento del interlocutor y repetir constantemente el único compromiso o la única aceptación a la que se está dispuesto a conceder.
Hay que diferenciar el acuerdo de la justificación. No hay por qué buscar excusas, lo que sí se puede es buscar soluciones o acuerdos constructivos.
Por ejemplo, supongamos que una amiga nos insiste en que la acompañemos a un sitio y no podemos, aunque sí estaríamos en condiciones de hacerlo al día siguiente, pero ella reclama que sea esa tarde porque le viene mejor.
Podemos decir: "Entiendo que quieras ir hoy, entiendo que para vos es importante, pero podemos ir mañana, porque hoy no puedo" y repetir esta frase una y otra vez sin añadir ningún elemento más a la conversación, porque si lo hacemos, el mensaje perderá impacto.
Algunos derechos asertivos que podemos y debemos tener en cuenta para mejorar nuestra autoestima son:
a ser tratados con respeto y dignidad, a equivocarnos y ser responsables de nuestros errores
a tener nuestras propias opiniones y valores, nuestras propias necesidades y que sean tan importantes como las de los demás
a experimentar y expresar los propios sentimientos, así como a ser sus únicos jueces
a cambiar de opinión, idea o línea de acción, a protestar cuando se nos trata injustamente
a sentir y expresar el dolor, a ignorar los consejos, a rechazar peticiones sin sentirnos culpables o egoístas
a estar solos aun cuando deseen nuestra compañía
a no justificarse ante los demás, a no responsabilizarse de los problemas de otros
a no anticiparse a las necesidades y deseos de los demás
a no estar pendiente de la buena voluntad de los demás
a elegir entre responder o no
a hablar sobre el problema con la persona involucrada y aclararlo, en casos límite en que los derechos de cada uno no están del todo claros
a intentar cambiar lo que no nos satisface
a detenernos y pensar antes de actuar
a pedir lo que queremos
a hacer menos de lo que humanamente somos capaces de hacer
a ser independientes
a decidir qué hacer con nuestro propio cuerpo, tiempo y propiedad
a hacer cualquier cosa mientras no se viole los derechos de otra persona
a escoger no comportarse de forma asertiva o socialmente hábil.
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