Llegan las vacaciones y el armado de la valija es una tarea difícil si se busca ser precisa, llevar variedad y no cargar demasiado peso. La clave está siempre en que todo lo que se guarde lo usemos y que no falte nada.
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Elegir prendas fácilmente combinables entre sí. Los básicos en colores neutros (como blanco, negro y pasteles) son ideales porque permiten llevar menos prendas. Pero vale incluir al menos una prenda de un color de moda (este año: amarillo, naranja y fucsia).
Llevar un conjunto de ropa interior por día, un pantalón cada dos días, dos suéteres, un par de zapatos chatos, otro con taco, ojotas y zapatillas, dos trajes de baño, un short y cuatro pares de medias. Infaltable: túnicas, vestidos y monoprendas que puedan adaptarse a looks de día y de noche.
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Lo mejor es poner todas las prendas sobre una mesa para tener un panorama completo de qué hay que guardar y dar inicio al tetris. Es recomendable poner las prendas pesadas abajo y las más livianas arriba y aprovechar cada hueco para colocar las de algodón dobladas en rollitos.
El calzado conviene ponerlo dentro de bolsas plásticas para evitar que ensucie el resto de las prendas y otra buena idea es aprovechar el interior de los zapatos para guardar medias o pequeñas mudas.
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En el equipaje de mano van los documentos, pasajes, dinero y tarjetas, objetos de valor, dispositivos electrónicos, cargadores con adaptador, cepillo de dientes, peine y pañuelos descartables.
Si el viaje es en avión, recordar que los líquidos deben ir en envase de 100 ml como máximo y no olvidarse de chequear con la empresa de viajes cuál es el peso máximo permitido para el equipaje.
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