Friday 29 de March de 2024
FAMILIA | 20-12-2016 18:57

Pareja: Violencia económica

Cuando la cuestión económica no está bien encarada, puede derivar en conflictos en una relación de pareja. Los medios de comunicación exhiben de manera permanente las crudas disputas de matrimonios de famosos por la división de bienes, la cuota alimentaria de los hijos, etc.

Estas situaciones no son otra cosa que reflejos a gran escala de situaciones que viven millones de personas en la cotidianeidad, con mayor o menor rado de violencia y que involucran a la economía familiar.

La violencia económica no necesariamente se desata cuando una pareja llega a la instancia de la separación. Existen muchas formas de ejercer la coerción, sobre todo cuando se generan situaciones de dependencia en las que una parte domina y la otra es dominada.

¿Qué podés hacer?

Cuando el diálogo en una relación es transparente, la economía no tiene porqué ser una fuente de conflictos. Cuando se trata de una construcción vincular sana, es sólo un medio para la conreción de los proyectos. Cada pareja es un universo y en ese marco han de delinearse las pautas de convivencia financiera.

Para lograr la armonía en esta área es primordial que tengas en cuenta algunas cuestiones:

¿Estás conformes con los acuerdos en tu pareja?: que uno de los dos aporte más que el otro al hogar no quiere decir que eso lo haga más “importante” como persona ni en la relación.

Detrás de una aparente diferencia de tipo material pueden esconderse otro tipo de conflictos. Es bueno detectar estas situaciones a tiempo, antes de que deriven en disputas complejas.

Estimulá el diálogo: cada hombre y cada mujer llega a una pareja con su historia personal a cuestas, su particular manera de relacionarse con la plata y su conducta de gastos. Cuando esas dos historias personales confluyen, hay que establecer un nuevo contrato. Muchas personas escapan a hablar de temas económicos por pudor o porque piensan que ello necesariamente va a ser problemático. Pensar diferente acerca de cómo disponer del capital no tiene que ser motivo de enfrentamiento.

Intentá dialogar con él acerca de aquellos puntos que se podrían mejorar; seguramente ambos crezcan a partir del intercambio respetuoso de criterios.

Preservá tu individualidad: cada quien llega a la relación con su patrimonio preexistente. Juntar todos los recursos en un pozo común puede ser contraproducente.

Intentá entender la posición del otro: cada individuo tiene una relación particular con el dinero. Lo que para uno puede parecer un gasto, para otro puede interpretarse como una inversión. De los consensos entre las distintas visiones surgen los nuevos equilibrios vinculares.

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