Friday 29 de March de 2024
FAMILIA | 23-10-2013 21:51

A dormir sin llanto

En su libro, “Dormir sin lágrimas. Dejarlo llorar no es la solución” (Edit. El Ateneo), la psicóloga española Rosa Jové dice: “El sueño de los niños pequeños se ha convertido, en los últimos años, en motivo de preocupación para muchos padres. No era así en otros tiempos. En aquella época dormíamos con nuestros padres. Nuestros padres no esperaban que un niño pequeño se durmiera solo, ni que durmiera toda la noche de un tirón. No nos consideraban sujetos activos, sino pasivos, del dormir; no se decía 'el niño se va a dormir' sino 'voy a dormir al niño. Nos dormía nuestra madre en brazos, junto a su pecho, con un rítmico balanceo y una canción de cuna”. Madres que trabajan y cientos de teorías mediante, tanto sea primeriza o vaya por el tercero, las madres se agotan con bebés que no se duermen y acumulan horas de insomnio en noches de despertares. Eso, ahora, es un conflicto.

Es muy común que los recién nacidos tengan el sueño cambiado, es decir, duermen de día y lloran de noche. Si dejamos que todo transcurra naturalmente, el sueño prolongado se va trasladando a la noche en aproximadamente 15 días.  Sin embargo, podemos acelerar el proceso para que antes de la semana, el recién nacido duerma 3 o 4 horas nocturnas seguidas:

* No dejarlo dormir durante el día más de 2 horas y media seguidas, para que ese período prolongado de sueño se traslade a la noche.

* Durante el día, en la casa, deben desarrollase las actividades de manera normal y, por la noche, se debe procurar la oscuridad y tranquilidad. Es fundamental para que el bebé comience a notar la diferencia entre una y otra.

* Un recién nacido no duerme toda la noche, se deben tener objetivos realistas para evitar la frustración.

Durante el primer mes de vida se le debe dar tiempo al bebé para que lentamente se acostumbre a su nuevo medio, si logramos controlar la ansiedad y nos armamos de paciencia, al final de ese lapso podrá dormir en su moisés unas 4 horas corridas, alimentarse y volver a dormirse tres horas más.

Leé la nota completa en el nuevo número de Mía.

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