Thursday 25 de April de 2024
SALUD | 27-03-2017 14:14

Los nuevos enfermos imaginarios

La palabra hipocondría proviene de los hipocondrios, zonas ubicadas debajo del tórax, sobre la que los antiguos anatomistas negaban la presencia de cualquier órgano. A las personas que les dolía alguno de los hipocondrios, la llamaban hipocondríaca. El término se hizo más conocido a raíz de la obra teatral de Molière, en la que Argán, el protagonista, se cree muy enfermo y cultiva con pasión sus males, siempre rodeado de medicinas y médicos.

Freud definió a la hipocondría como el enamoramiento de la propia enfermedad.La persona, al no poder poner palabras al conflicto o ver los que lo están perturbando, los manifiesta a través de su propio cuerpo.

Online

Las redes online generaron a los modernos hipocondríacos:

“¿Volviste a poner tus síntomas en google?”. Este desequilibrio establece primero la enfermedad y, luego, los síntomas: una persona se entera de que hay una epidemoa de gripe y comienza a estornudar y a tener escalofríos. Cree, de forma infundada, que padece una dolencia grave. Tiene la convicción o el temor de tener una enfermedad a partir de la propia interpretación de sus síntomas.

Para peor, el hipocondríaco malinterpreta las señales de su cuerpo para poder sostener que sufre los peores trastornos y males. Además, padece de una preocupación excesiva por la propia salud.

Paciente shopping

El hipocondríaco examina sus funciones biológicas de forma regular y obsesiva. Su alto grado de ansiedad genera un estado de ánimo depresivo que conlleva al aislamiento y malestar emocional.

Aquellos que padecen de hipocondría se realizan cientos de chequeos para intentar asegurarse de que no tienen nada, pero a pesar de ser sometidos por el médico a variados exámenes y análisis, y comprobado que no existe ningún tipo de enfermedad o patología, caerán de nuevo en sus preocupaciones ante la mínima molestia manifestada. El médico solo logrará calmarlos por un instante y al poco tiempo el temor y la angustia aparecerán. Preocupados y asustados, sufren como si tuvieran un trastorno orgánico.

Por eso se los llama pacientes shopping, un adicto al médico que acude de un modo excesivo o injustificado para confirmar sus sospechas, en busca de un diagnóstico que explique lo que realmente siente y le hace sufrir.

Necesitamos tener consciencia de nuestras reacciones emocionales y corporales, de modo que logremos enfrentar las situaciones estresantes. ¿Vale la pena seguir disfrazando mi sufrimiento, no viendo la realidad de mi condición? Si podés resolverlo, ¿para qué te preocupás? Y si no podés, ¿para qué te preocupás?

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