Durante décadas, y sobre todo en tiempos de posguerra, después de pasar grandes privaciones muchos padres enseñaron a sus hijos a terminarse toda la comida que les ponían en el plato. Otros padres, en tanto, "premian" a sus hijos con comida, lo cual puede ser contraproducente.
El tiempo y la maternidad
Según los especialistas, los niños pequeños tienen que aprender a conocer de a poco su sensación de saciedad. Entre las comidas deberían pasar siempre al menos dos o tres horas sin ingerir alimentos. De esta forma, sentirán una sensación natural de hambre y comerán hasta saciarse cuando les toque una ingesta.
También es importante no enseñar a los niños a terminarse todo el plato de comida. Los expertos recomiendan que sus padres propongan qué se come y cuándo. Pero el niño decide cuánto comerá. Lo ideal es que los padres le sirvan al hijo una porción pequeña. Si éste se queda con hambre, siempre puede pedir una segunda ración.
FUENTE: dpa
03 de junio de 2016
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