¡No dejes que te maten!

Es cierto que cada uno de los casos tiene sus circunstancias y sus matices propios. Muchas de esas mujeres puede que hayan tenido la oportunidad de seguir viviendo pero, o bien nadie las oyó o no las quisieron ayudar o ellas mismas no quisieron ser ayudadas. En ciertas situaciones, de nada sirvió irse de la casa, denunciar, darle lugar a los pasos esperados para prevenir una escalada fatal en la violencia.

Si prestamos atención a las señales, ya tenemos gran parte del camino recorrido. Ahora solo falta ponerse a trabajar para resolverlas.

Leé también

La ley del espejo: Una herramienta de autoconocimiento

Pese a todas las barreras de contención y protección que se pueden asumir, queda una sobre la cual concientizarse, definitivamente, y empezar a entrenar: la de la autodefensa. Podés negarte a aceptar que esto está sucediendo o entender que es hora de asumir tu propia defensa personal (que no es lo mismo que protección) para no pasar a engrosar las escalofriantes estadísticas.

Vamos entonces a aprender algunos principios y recursos que pueden ayudarte a salir de una situación de peligro específica, siempre recordándote que éste debe ser el último escalón en una escalada y que jamás debés tratar de convertirte en heroína. La idea es observar, tratar de contener, mantener siempre la distancia de seguridad, llegado el caso actuar y evadirte para pedir ayuda.

El sistema crea en el auto ambientes temáticos, a los cuales se puede acceder con solo colocarse un par de anteojos especiales

Leé también

Realidad extendida, otro nivel en viajes

Voy a cerrar con palabras de Gloria Peirano, Licenciada en Letras, que en su página en Facebook escribió estas excelentes palabras: “Violentémonos, pongámonos histéricas, gritemos, no seamos sensatas ni diplomáticas ni estoicas ni estratégicas, defendámonos de cada una de las agresiones que recibimos, no tengamos miedo de ser juzgadas por violentas, por histéricas, por gritonas, por insensatas, por defendernos de las agresiones que recibimos. Nos van a mirar, hombres y mujeres, con gestos de indulgencia o de ironía o de franca desaprobación. Pero tal vez, así, nos dejen de matar”.