Thursday 28 de March de 2024
FAMILIA | 17-10-2013 22:36

Esas pequeñas cosas que matan la relación

Como pareja, Carolina y Federico atravesaron por todo tipo de situaciones difíciles: perdieron un embarazo avanzado, él se quedó sin trabajo de un día para el otro y estuvo desocupado tres meses, ella sufrió una dura enfermedad. Sobrellevaron estos conflictos que, incluso, los fortalecieron como pareja, ganándose la admiración de amigos y familiares. A los pocos años, se divorciaron de mutuo acuerdo porque no pudieron sobrevivir a sus diferencias cotidianas. “Aunque suene difícil de creer, una pareja es capaz de sobrevivir a los más terribles desastres pero no a un proceso de pequeñas destrucciones cotidianas que, como gotas, caen una y otra vez, molestan e irritan, generando de a poco una sensación oscura, agobiante que, con el correr del tiempo, se transforma en resentimiento o frío desinterés hacia el otro”, afirma el Dr. Jorge Daniel Moreno, médico psiquiatra, especializado en terapia familiar y de pareja y autor del libro 13 consejos para fracasar en pareja (Paidós).

Enfrentarse diariamente a negociaciones para ponerse de acuerdo o tomar decisiones tensa la relación. Temas elementales como la crianza de los hijos, mantener la intimidad dentro del marco familiar, la intromisión de la familia cercana, el excesivo apego al trabajo, los estrechos vínculos madre/hijo, padre/hija resultan un obstáculo más grande a pasar que una tragedia económica o de salud. Sin embargo, uno de los puntos que hoy más destruyen la armonía de la pareja es la dificultad para aceptar los espacios propios, creando lazos de dependencia difíciles de romper.

Fuera de contrato

Toda pareja establece un contrato de relación que, aunque no se haya firmado sobre documento alguno, cada miembro sabe que debe atenerse a él. Muchas de las conductas que se repiten automáticamente dentro de una pareja aún sin ser percibidas como tales, son en realidad pautas del ese contrato. De entrada, ambos saben dónde va el cepillo de dientes, de qué lado de la cama duerme, quién levanta la mesa, hace el desayuno o saca a pasear al perro y dónde va cada cosa. Todo se hacen así y punto. “Las quejas más frecuentes de los miembros de la pareja son las relaciones con la inexistencia de acuerdos mutuos o la violación de ellos en forma unilateral, sin consultar al otro”, explica el Dr. Moreno.

En esas situaciones, aparecen las quejas más populares: “No me tiene en cuenta”, “Subestima lo que yo digo”, “Siempre dice estar de acuerdo y después hace lo que quiere”. La ruptura del contrato, inevitablemente, invisibiliza a uno de los miembros, precisamente, al que sigue sujeto a las reglas. El siguiente paso es rotular con supuestos o preconceptos: “Ella es blanda, se deja convencer por los chicos” o “Él es muy duro y mandón, no escucha a nadie”.

La nota completa, en el nuevo número de Mía

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