Thursday 28 de March de 2024
SALUD | 16-04-2013 20:45

¿Sos una mujer Wendy?

Toda una definición de mujer Wendy: “En casa me ocupo de todo. Salgo a trabajar, vuelvo, hago la comida, llevo a los chicos al colegio, al médico y a sus actividades. Le preparo la comida que le gusta a mi marido y hasta yo misma me ocupo de cambiar las lamparitas cuando se queman. Cada vez que alguien necesita algo, me lo pide a mí. Hace tiempo que quiero ir a pasar el día a un spa con una amiga, pero lo vengo posponiendo porque temo que no se las puedan arreglar bien en la casa sin mí”, afirma Clarisa, de 45 años, un caso típico de este síndrome que afecta por igual a hombres y mujeres, pero en mayor proporción a ellas.

Este tipo de conducta está relacionada con el mandato femenino de que una de las responsabilidades de la mujer era la de cuidar y proteger a su familia. Así, desde esta perspectiva, una buena ama de casa era aquella que cargaba al hogar sobre sus hombros para que el marido y los hijos no tuvieran que hacerlo. Pero los tiempos han cambiado, la mujer ha encontrado otros espacios en la sociedad y el mundo laboral y sus méritos son otros además del de ser excelente cuidadora del hogar.

El término Wendy para denominar a este sindorme fue acuñado en los '80 por el psicólogo norteamericano Dan Killey, autor del best seller "El dilema de Wendy". Si bien fue aceptado en la psicología popular, aún no cuenta con un reconocimiento como patología dentro de los trastornos mentales ni tampoco tiene un estatus establecido en la nosografía psicoanalítica. Básicamente, se refiere a las mujeres que protegen a los hombres de su vida como si fueran sus madres y no es un cuadro que pueda detectarse fácilmente.

"Usualmente, quienes realizan una consulta psicológica expresan angustia existencial, vínculos de pareja insatisfactorios y también preocupación porque sus hijos no están encaminados en la vida. Las quejas por la falta de responsabilidad y compromiso vinculados al crecer y hacerse adultos de los hijos nos pueden poner un poco sobre la pista del diagnóstico", afirma el Lic. Ricardo Rubinstein , médico psicoanalista, psiquiatra y miembro titular de la Asociación Psicoanalítica Argentina.

Perfil del síndrome

- En la pareja ocupan el rol materno y con los hijos son sobreprotectoras y asfixiantes.

- Conciben el amor como un sacrificio.

- Evitan a toda costa que los demás se enojen, ofendan o sobrecarguen.

- Intentan continuamente hacer feliz y complacer a los demás.

- Insisten en hacer las tareas y asumir las responsabilidades de la otra persona, aunque estén cansadas o viven pidiendo disculpas por lo que no hicieron o no pudieron.

- Se deprimen por falta de atención y dependen de la aceptación social.

- La abnegación es una de sus virtudes.

La amiga de Peter Pan

Así como se dice que "detrás de todo hombre hay una gran mujer", detrás de toda Wendy suele haber un Peter Pan. Los personajes del cuento tradicional, de J.M. Barrie, que luego Walt Disney adaptó para el público infantil, son paradigmas de este desequilibrio: Peter Pan es el niño pequeño que se niega a crecer y que convive con otros de su misma edad en el país del Nunca jamás, al que invita a la niña Wendy Darling para que sea la madre de su pandilla de niños perdidos. Sus hermanos menores la acompañan en esta mágica aventura. Pero, al final, ella decide volver a su hogar, al lado de sus padres y seguir adelante con su vida, lo que implicaba crecer y ser algún día una persona adulta.

Las mujeres Wendy tienen la tendencia a hacerse cargo de todas las responsabilidades del otro. "Por lo general, son sobreprotectoras, necesitan salvar permanentemente al otro, buscan generar vínculos de dependencia. En forma no consciente, ponen el foco en hombres infantiles para caer inevitablemente en un rol de madre salvadora que todo lo puede", define la Lic. en psicología Ofelia Salguero, integrante del equipo profesional del Instituto de Psicología Argentino (INEPA).

Sus parejas sufren el síndrome de Peter Pan, también tratado por el doctor Killey. Básicamente, se caracterizan por ser inseguros, no poder renunciar a ser hijos para empezar a ser padres y estar centrados en recibir, pedir y criticar. Presentan un desfasaje patológico entre su edad cronológica y la de su madurez afectiva.

Ambos conforman una relación desequilibrada, pero que en apariencia funciona a la perfección. Ellas, en su afán de servicio, de estar siempre disponibles, postergan su propia vida al servicio de los otros. Generalmente, les cuesta identificar qué necesitan, quieren o les gusta, les cuesta poner limites a la demanda de los otros, descalifican por no confiar en la capacidad del otro, sienten que ellas hacen las cosas mejor que nadie y, por eso, no delegan nada.

"Las Wendys son las mamás que todo lo bancan, entienden, miman y protegen a los hombres que no quieren crecer. En definitiva, logran controlar la vida de la pareja", sostiene el psicoanalista Ricardo Rubinstein. Ellas se sienten imprescindibles, quieren tener el control de todo. Usualmente, estos vínculos de dependencia que generan, la hacen sentir importante y capaz, aunque terminan pagando un precio muy caro: por momentos, se sienten abrumadas, agotadas hasta el límite de sus fuerzas, e incluso, se quejan aunque no pueden dejar de hacer y ocuparse de los otros.

Dan Killey dice en su libro que jugar a ser madres de sus esposos no es algo que les agrade, pero temen que su matrimonio se termine si ellas cambian algo o hacen un esbozo de queja. "Hacés lo que los otros esperan de vos y sos siempre una divina. Todos te lo dicen y vos te mostrás feliz. Pero tu angustia, tu llanto expresa algo diferente. Para mí sos una Wendy", le decía Isabel a su amiga Melina, por sentirse identificada con ella.

Hijos que tampoco crecen

Como madre, la mujer Wendy también termina criando casi inexorablemente hijos Peter Pan, que básicamente se caracterizan por mostrar rasgos de irresponsabilidad, rebeldía, cólera, narcisismo, dependencia, negación a crecer, manipulación y la creencia de que están más allá de las leyes y normas que la sociedad establece.

"Para evitar criar chicos Peter Pan es fundamental confiar en sus capacidades, sin irse a los extremos de desproteger o sobreproteger. Dejar que crezcan a su ritmo, sin detener o retrasar el crecimiento, tampoco adelantarlo. Se debe lograr una separación gradual con el hijo, dándole autonomía en cada etapa y un ambiente seguro y estimulante. Para llegar a buen puerto es fundamental abandonar las conductas temerosas que paralizan e inhiben y ser afectuosas siempre, sin ser melosas o pegajosas. También respetar las emociones dando permisos para sentir y expresar", sostiene la Lic. Salgueiro.

Cómo salir adelante

El síndrome de Wendy es un cuadro que se puede tratar. La recuperación recién comienza cuando la persona comprende que está enferma y, de esta manera, decide replantear su vida y realizar una autocrítica. Así, el tratamiento debe tener un abordaje individual y familiar para trabajar sobre la autoestima del paciente, básicamente que pueda aprender a decir que no cuando lo necesita o sienta y sin temor.

Dejar de postergarse necesita aprender a ponerse límites a sí mismas y a todas las personas que la rodean. También darse su lugar y empezar a ocuparse de sus propias necesidades, identificando qué quiere y les gusta. Darse tiempo y defender sus espacios. "Sólo al aprender a confiar en la capacidad de los otros, se puede tener una vida autónoma, sin depender de los demás y sin que los demás dependan de una", explica la Lic. Salgueiro.

Fuente: “El Nunca Jamás en el siglo XXI”, del Lic. Ricardo Rubinstein (Lumen)

Galería de imágenes

Comentarios

Espacio Publicitario