-Tratá de organizar las compras para ir una o a lo sumo, dos veces al supermercado. Prepará una lista con los artículos que tenés que reponer, siguiendo el orden en que se suelen buscar los productos en las góndolas, desde el fondo del local hacia las cajas. Por ejemplo: primero latas, panificados, envases de cartón, lácteos, etc. Esto evitará idas y venidas por el mismo y te ahorrará tiempo.
Vainilla, la superespecia
-Tené siempre a mano un anotador en la cocina, donde apuntar los productos a medida que se vayan terminando. Esto ahorrará tiempo en el momento en que prepares la lista del super.
-En el supermercado prestá mucha atención a los precios. No compres aquellos productos que se pueden adquirir más baratos en otro comercio. Perderá un poco más de tiempo, pero a fin de mes se notará la diferencia en los gastos.
Membrillo: Una fruta digestiva
-Antes de adquirir alimentos enlatados, verificá la fecha de elaboración. Tené especial cuidado con las ofertas, que a veces suelen darnos sorpresas desagradables, como estar cerca de la fecha de vencimiento.
Apio, el regulador de la dieta
-Prestá atención a los precios, sin dejar de lado la calidad. A veces es conveniente pagar un poco más pero asegurarnos de que llevamos un buen producto.
La albahaca, un botiquín de sabor
-No comprés alimentos enlatados cuyos envases estén abollados o tengan manchas de suciedad. Tampoco las latas que tengan las bases algo hinchadas.
Alcaucil, el gran depurador
-Si hay ofertas de artículos no perecederos, lo mejor es aprovecharlas comprando varios productos. Antes de guardarlos en la alacena, escribí con un marcador la fecha de compra en la parte superior, así sabrás cuáles debes consumir primero. Al guardarlos, convendrá que permanezcan ubicados detrás de los adquiridos con anterioridad.
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