Friday 19 de April de 2024
FAMILIA | 19-12-2012 19:52

Cómo no ser una madre perfecta ¡y disfrutarlo!

¿Perfectas o posibles?

La cultura actual corre tras el éxito a toda costa. Se ha incorporado en la vida cotidiana la perfección, que es un potente instrumento de tortura. Su búsqueda desenfrenada da como resultado, muchas veces, listas de fórmulas mágicas. Existe una locura por alcanzar la perfección del cuerpo, la pareja, la sexualidad, la relación con los hijos.

Por lo tanto: ¿qué pasa si no logro ser una madre perfecta?

Tomémonos un minuto para reflexionar, salir de la velocidad que nos imprime la agenda de la semana. Una madre no se inventa ni hay receta que sirva para tener una cualidad materna.

Lo fundamental, en cada situación que se nos presenta con los hijos es no pretender ser una mamá diez puntos todo el tiempo. Hay que tratar de encontrar salidas posibles y soluciones alternativas para no alienarnos por no cumplir con el modelo ideal de madre porque allí es cuando surge la culpa.

Cuando una mamá siente culpa puede ser porque siente que se equivocó y por eso los hijos se lo reprochan. Cuando los chicos se enferman, la culpa de las madres que trabajan se agiganta y muchas sienten que están haciendo todo mal.

Sin embargo, los chicos no se rompen. Hay mamás que cuentan con la ayuda invalorable de un familiar que las cubre en estos casos o papás muy comprometidos que se preocupan y se ocupan tanto como las madres.

Cuando todo se desborda, hay que buscar refugio en la pareja o en nuestro propio mundo personal, buscar la manera de superar el inconformismo y las exigencias. Se trata, simplemente, de ser humanamente imperfectas. Pero dejar de quejarse todo el tiempo, no ayuda a nadie.

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Al principio, los niños requieren todo de su madre, hasta la vida misma en el momento del nacimiento, luego el alimento, sus brazos que acunen y, poco a poco, irán independizándose sin necesidad de demanda permanente.

Ellos piden tiempo de amor y respeto y, cuanto más chicos son, dosis extras de paciencia. Necesitan reglas, normas, hábitos que le son necesarios para su vida. Ponerles límites no debe hacerte sentir culpable en ninguna circunstancia.

Cuando cedemos todo el tiempo a las demandas de nuestros hijos, no estamos siendo mejores madres por ello. Es una falsa realidad creer que ellos están para pedir y los padres para satisfacer. La mamá debe tener también su tiempo libre para disfrutar una salida con su pareja, amigas o para la rutina del gimnasio.

Mucho se ha hablado de la cantidad y calidad de tiempo que se le tiene que dedicar a los hijos. Lo válido es que cada una encuentre, de acuerdo a su propia experiencia, qué es lo mejor para ella y su familia.

Hay que demostrarles lo importante que esos pequeñitos son en la vida de una madre y transmitirles coherencia. Todas tenemos el fantasma de madre perfecta rondando en la cabeza.

Cómo ser una mamá feliz

Amar a los hijos.

Protegerlos de la fragilidad de la infancia.

Delegar. No se puede estar en todas partes.

Dar consignas claras y firmes.

Evitar el excesivo compromiso de tus hijos (todos los días hay que llevarlos y traerlos de alguna parte).

Reírse de una misma.

Crear espacios comunes de entretenimiento para compartir simplemente el estar juntos.

Tocarlos mucho para que sientan en el contacto físico cuánto los querés: abrazar, mimar, besar.

 Fuente: revista Nacer y Crecer

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