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SALUD | 18-09-2012 15:57

Súper trigo verde

La medicina natural es generosa en recursos y en cada país que visité para dar cursos o brindar consultoría en la materia, he procurado adaptarme a los gustos, las necesidades y los elementos que más fácilmente pueden estar disponibles. En general, suelo escapar de las modas terapéuticas exóticas pues cada hierba, cada alimento, cada estrategia tienen su equivalente en la tradición local que nos permite obtener resultados similares.

En los 20 años que llevo recorriendo este maravilloso camino, un compañero constante de mi botiquín ha sido el trigo verde o wheatgrass. Esta materia prima universalmente accesible es simple de preparar, muy económica y poderosamente terapéutica, todas las cualidades de lo que me gusta llamar “la perfecta medicina”.

Se trata de uno de los miembros del poderoso botiquín de los alimentos germinados que tanta fuerza vienen cobrando entre los practicantes de la vida saludable. Los brotes de trigo parecen haberse convertido en la estrella más brillante de una constelación donde destacan el girasol, el rábano, el brócoli y la alfalfa.

Los germinados son plantas cosechadas en el comienzo de su desarrollo y que tienen propiedades nutricionales muy concentradas, especialmente útiles para ayudarnos a atravesar las duras exigencias del mundo de hoy.

Ya hace varias décadas, Ann Wigmore popularizó el consumo de wheatgrass desde el Hipócrates Health Institute (HHI), institución pionera en el campo de la medicina natural en lo que refiere  a la incorporación de la clorofila y las enzimas a la alimentación, donde, hasta el día de hoy, se consiguen resultados médicos extraordinarios en base al consumo del jugo de trigo verde.

El nutriente esencial más sutil que nuestro cuerpo necesita es la energía solar y el wheatgrass realmente la posee. Cada vez son más las investigaciones que señalan la importancia de la energía solar para nuestra salud y vitalidad. Los alimentos vivos son elementos con gran capacidad para curar el cuerpo debido a la presencia de bioenergía y el trigo verde, germinado por nosotros mismos en nuestro hogar, pone al alcance de cualquiera esta bendición sin necesidad de disponer una huerta o tierra para cultivar.

Lo que se destaca como aporte nutricional de este “medicalimento” es la abundante presencia de clorofila. Se trata del nutriente más rico en energía solar y con un extraordinario aporte de vitaminas D, E, K, betacaroteno y complejo B; también se destaca la presencia de B12, lo cual la hace de especial interés para veganos (vegetarianos que no consumen leche ni huevos). La clorofila es prácticamente igual a la hemoglobina, con la diferencia de que el magnesio reemplaza al hierro en esta molécula, por lo cual, los resultados en el tratamiento de la anemia son excelentes.

Poderoso anticancerígeno

Otto Warburg ganó el Premio Nobel de Medicina por vincular el desarrollo del cáncer con los bajos niveles de oxígeno en la sangre. Por la presencia de clorofila, justamente, este súper alimento ayuda a oxigenar la sangre devolviendo la vitalidad al paciente. Por supuesto, no se trata de seguir fumando, comiendo alimentos muertos y llevar una vida sedentaria esperando que el wheatgrass resuelva los problemas, pero su inclusión sistemática en la dieta junto con los cambios apropiados en el estilo de vida harán una gran diferencia en el tratamiento de cualquier tipo de cáncer.

Desde el punto de vista de la nutrición ortomolecular y la naturopatía, considero que el wheatgrass, el bicarbonato de sodio y los aceites Omega 3 no deberían faltar en el tratamiento coadyuvante de cualquier variedad de cáncer.

Se suele decir que si aceptamos que el oxígeno es una bala para destruir células cancerosas, el trigo verde recién germinado es, entonces, un disparo de escopeta en el efectivo tratamiento del cáncer. Además de la clorofila, aporta selenio, laetrile (B17), SOD (superóxido dismutasa), abundante presencia de enzimas dinamizadoras del  metabolismo, todos elementos nutricionales con propiedades anticancerígenas por su capacidad antioxidante, reparadora del metabolismo de oxigenación celular, regeneradora de los tejidos o alcalinizante.

Desintoxicación y más

Uno de los inconvenientes de nuestro actual estilo de vida es la acumulación de toxinas. Muchas de nuestras dolencias no se deben más que a la presencia de desechos en nuestro organismo que van atascando los diferentes sistemas. Lo habitual es que la primera recomendación que brinde un naturópata es la desintoxicación orgánica. En este sentido,  mis preferidos siempre han sido el boldo, la alcachofa, el jugo de rábano negro y la hidroterapia de colon, entre algunos más. Junto a ellos, el wheatgrass, además de purificar el organismo, cumple la muy importante función de alcalinizarlo.

La alimentación refinada y excesiva, que intoxica nuestro cuerpo, también lo acidifica, generando inmunodepresión, pérdida de masa ósea, problemas articulares, digestiones problemáticas, gastritis y úlceras. Si lo acompañamos con un buen programa de alimentación saludable, el wheatgrass es un gran aliado para resolver todos estos problemas. Si se lo consume a diario, rápidamente se recobrará vitalidad, lucidez, serenidad y equilibrio emocional.

Por último, cada uno es quien determina qué debe comer o no, pero no hay que olvidar que es razonable compartir nuestras decisiones en materia de terapias complementarias con el o los profesionales que atienden nuestra salud. Es vital dejar el rol del paciente para convertirse en participante activos de nuestra salud, pero la comunicación sincera con nuestros médicos, nutricionistas y terapeutas, facilitará que los resultados sean más efectivos.

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